Ona Carbonell, una fuerza de la naturaleza

Ona Carbonell afronta nuevos retos

Ona Carbonell afronta nuevos retos / Valentí Enrich

Carme Barceló

Carme Barceló

Decidió junto con Mayuko Fujiki, su entrenadora, que el 2018 sería un año más tranquilo. Pero le puede la inquietud, los retos y las ganas de competir. Ona Carbonell necesitaba salir un poco del agua, poner los pies en la tierra –aunque cuando lleva unas horas fuera le duele casi todo– y experimentar. “Es cierto que tenía que bajar el ritmo y con Mayu decidimos que éste era el momento. Precisaba recuperar lesiones, descansar el cuerpo y la mente y hacer otras cosas para cargar pilas y volver a tope. Mi objetivo es subir al podio en los Juegos de Tokio”. 

Amante de la gastronomía, mientras paseaba con sus dos perros le llegó la propuesta de participar en ‘MasterChef Vip’. Ona había pensado diseñar, estudiar y dedicarse a esos cachorros que “recogimos en Huesca, abandonados y casi muertos, y que ahora no sabría vivir sin ellos. No es como tener hijos pero quizá sí un primer paso por el nivel de dedicación y responsabilidad”. Pero llegó el reto y aceptó. “He estado un mes y medio de prácticas en distintos sitios para aprender técnicas, salsas, de todo”. En realidad, no solo ha utilizado el verbo ‘aprender’: ha hablado de ‘entrenar’.

Este es otro podio. Difícil lo van a tener sus contrincantes y eso que “no había cocinado jamás. Al mediodía siempre como en el CAR (Centre d’Alt Rendiment) y por la noche hacía la cena Pablo, mi pareja. Eso sí, podría escribir una guía de restaurantes”. Sus imprescindibles son “El Celler de Can Roca’, por supuesto. Llevan la cocina a todos los ámbitos. Son arte puro. También adoro ‘Dstage’, el restaurante de Diego Guerrero en Madrid”. Entre cepillos y secadores, le dice a la estilista que este año esta “blanquísima. Todo el día en el plató, no veo el sol”. Coge su enorme bolso y se va al campus “con mis niñas. Me gusta enseñar y me divierto con ellas”. El cambio de registro la motiva. Ir de acá para allá le pone. Mente y cuerpo perfectamente entrenados para competir. Es una fuerza de la naturaleza.