Motivación: Convence a tu mente

No llegues al gimnasio o salgas de casa con las mallas y las zapatillas solo porque tienes un buen propósito vinculado al año nuevo. Error. Debes tener un objetivo claro para conseguir lo más difícil: motivarte para seguir entrenado todos los días. Puede ser correr una maratón, adegalzar o reducir el colesterol pero lo que la clave de todo es que tu mente va a convencer a tu cuerpo.  El primer entrenamiento es convencerte a tí mismo de que puedes y, además, tu salud va a mejorar de forma substancial. 

Empieza sin prisas. Aunque te invada la hipermotivación gracias a esas actividades nuevas a las que te has matriculado, a los kilos de más que quieres eliminar y a ese grupo de amigos que habéis formado para salir a correr tras el trabajo, los resultados no van tan rápidos como tus deseos. Los procesos de mejora a través del ejercicio son progresivos y hay que dar tiempo al cuerpo para adaptarse. Puede que te desmoralices al ver que no avanzas pero no importa lo lento que corras: ya le estás ganando al que se quedó haciendo ‘sofing’ o jugando a la plystation. No sigas las modas y busca lo que realmente te gusta y se adecúa a tus objetivos. No te lances a la piscina tú solo, hazte una revisión médica previa y pide de consejo a los expertos.

Llegarán las agujetas y esos músculos que no aguantan más. Es el momento de recordar que el dolor es trabajo realizado y que estás más cerca de tu objetivo. Y si tu cuerpo puede aguantar más esfuerzo, a quien debes convencer siempre es a tu mente. Está demostrado que el rendimiento físico de una persona se ve condicionado por su estado de ánimo. Concéntrate en ser positivo y evitarás lesiones y resistirás mejor los entrenamientos. No pienses en lo que te queda sino en lo que ya has logrado.

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