Marina González: De Malgrat a Tokio 2020

La gimnasta catalana, que mañana cumple 17 años, estará en los Juegos de Tokio

Marina González, en Las Ramblas de Barcelona

Marina González, en Las Ramblas de Barcelona / David Ramírez

Carme Barceló

Carme Barceló

Podría decir que este título es su mantra. No lo puedo asegurar, pero es lo que me transmitió esta niña-mujer de 16 años que, también dieciseis después, va con España a unos Juegos Olímpicos. Mañana suma uno más y, también, un día más de ilusión. Marina estará en Tokio este verano. Ahí es nada. Quien se lo iba a decir a ella cuando, con 10 añitos, “cogía sola el autobús durante 50 minutos que me llevaba a estudiar, a entrenar y a luchar por mi sueño. Mis padres siempre han confiado en mí y han estado pendientes en todo momento de todo. Sabíamos que la gimnasia suponía un sacrificio para todos pero lo asumimos, lo luchamos y hoy estamos aquí, con una plaza en Tokio y toda la ilusión del mundo. ¡Vamos a por todas!”.

En septiembre, Marina González se colgó una medalla de oro. Su madre, Eva, me explica que “en el primer momento, ni se dio cuenta. Mandó al mundo un corazón con sus manos y sonrió. Instantes después supo que había conseguido el oro. Fue increíble”. Pocos años antes, era una niña que, viendo los Juegos de Pekín junto a su abuelo, decidió que “yo iba a hacer eso. Él fue el que me enseñó algunos conceptos. ‘Lo ha clavado, Marina’, me decía. Y yo le preguntaba y me iba enamorando de la gimnasia. Hasta hoy”.

Ha sido duro, sí. “La lesión del codo y el pensar que todo eran dificultades -explica- fue algo complicado de superar. Difícil, sí. Imposible, no. Todo lo que me ha pasado y me pasa seguro que sirve para algo”. Ahí está, tocando el suelo y el cielo. Es una gimnasta distinta, con arte. Admira a Simone Biles, con la que “tengo pendiente una foto que al final no fue posible y que espero hacerme en Tokio. Es única. Ha revolucionado esta disciplina. Una chica humilde y trabajadora. Un ejemplo de lucha y superación”. Una mujer 10. Como ella.