Jaël Bestué, talento puro
Velocista y atleta del FC Barcelona. Fue olímpica en Tokio y estudiante de tercero de medicina, toca el saxo y la música de mujeres empoderadas la acompaña
Sabe lo que quiere y como trabajar para conseguirlo. Los Juegos Olímpicos de París 2024 son su objetivo
Jaël Bestué. Su nombre es la combinación de una diosa hebrea representada por una cabra montesa y el ritual del cerezo en flor japonés. Ahí es nada. Pone los pies en la pista amparada por lo que representa todo esto, su determinación, su competitividad “conmigo misma, mucho más que con las rivales” y su afán de superación.
A Jaël no hay quien la pare desde que sus padres, Beatriz y Armando, la apuntaban a ella y sus dos hermanas a todo tipo de actividades. Ella se quedó con el saxo y con el atletismo. “La música siempre me acompaña aunque el instrumento lo tengo algo aparcado -reconoce- porque mi prioridad es el deporte. Me da la vida”. Y la vive en el CAR de Sant Cugat, con esas compañeras que son amigas y con las que espera “dar grandes resultados en el relevo. Nos hemos posicionado súper bien, estamos trabajando mucho y creo que vamos a conseguir grandes cosas”.
Porque ella no entiende el éxito “sin compartirlo. Cuando fui a Tokio con veinte años y en plena pandemia, sentí que me faltaban los míos. Hice una gran marca personal pero, ¿de qué te sirve si no la puedes disfrutar con tu gente? Si llego a los
Juegos Olímpicos de París 2024
sé que ellos estarán cerca y yo, mucho más madura en todos los sentidos”.
EL DOLOR Y LA MÚSICA
Jaël Bestué prepara cada segundo antes de competir. Nunca lo ha tenido fácil. Sufrió el calvario de las lesiones “y a punto estuve de dejarlo todo. Una operación ‘heavy’. Dolor y más dolor. Padezco una displasia límite en las dos caderas. Gracias a los expertos que me ayudan -y que son una gran parte de mis éxitos- al trabajo neural y a otras opciones, seguí adelante”.
Europa la tiene muy presente. Es una velocista de primer nivel con un futuro impresionante. Una mujer a la que la música le da un plus desde que era una niña.
Me comparte su playlist motivadora y reconozco que empodera. “Antes de una carrera -explica- sigo un ritual que pasa por maquillarme, peinarme y ponerme estas canciones que me ponen en situación. Visualizo. Veo lo que haré, cómo me pondré dentro de la carrera y como me recrearé con mi cuerpo. La velocidad supone mucha técnica en cada paso que das. Cuando piso la pista sólo pienso en disfrutar y en crecer, que no es fácil con atletas tan grandes”.
Y es entonces cuando vuelven a ella Beyoncé y Rihanna, las tararea en su interior y corre. Corre, vuela y gana.
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