Las guardianas del templo

Estas dos hermanas continúan la tradición familiar y han convertido sus restaurantes de cocina china en un referente mundial y blaugrana

Futbolistas, directivos y entrenadores del Barça forman parte de la gran familia Kao y de su templo gastronómico

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Carme Barceló

Carme Barceló

Llega Tito Luis con los palillos azulgrana recién pintados. Es un artista de las manualidades pero, sobre todo, uno de los mejores sumilleres que conozco. Sus sobrinas le reciben con cariño y respeto. Estamos en el Shangai, el templo de la gastronomía china de Barcelona y del FC Barcelona. “Empezó nuestro abuelo, siguió mi padre junto a mi tío y nosotras continuamos al pie del cañón. Apostamos por la calidad, por los productos de proximidad, por la fusión y por la gastronomía de autor”, explica Meilan. Nayan, por su parte, destaca que “nos encanta que los clientes se sientan como en casa. De pequeñas ya nos enseñaron a respetar su intimidad y a estar pendientes tan solo de nuestro trabajo”. Y así es. Lo que se habla entre manteles, ahí queda.

Desde Tàpies a Llongueras, pasando por políticos y empresarios, la sociedad civil catalana ha convivido con estas mujeres emprendedoras. Cortando patos en silencio han escuchado muchas cosas, pero la discreción es una de las máximas de la familia Kao. Estos establecimientos únicos (Shangay, Kao Dim Sum y Kao Street), situados uno tras otro en la calle Bisbe Sivilla de la ciudad condal, han acogido desde el primer día a muchos integrantes de otra familia, la blaugrana.

“Desde que existe el primer local -explica Meilan- han pasado por aquí todos los presidentes del Barça. Nosotros cuidamos a la persona, no al personaje. No nos hemos posicionado jamás. Somos profesionales aunque exista "feeling”. No es raro ver casi a diario a Carles Puyol y a otros ex jugadores. También Jordi Alba y su familia son titulares indiscutibles. Los últimos en descubrir el arte de Josep Maria Kao han sido Riqui Puig y Pierre Oriola, entre otros. “Unos lo comentan a otros. Es el ‘boca-oreja’ el que hace que vayan viniendo”, comenta Nayan. Ellas son las únicas que callan, como buenas guardianas del templo.

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