Desconexión en la ciudad

Este novedoso restaurante de Barcelona apuesta por comer a dos velocidades ('fast' y 'slow') pero con la misma calidad

El restaurante Bicnic, una verdadera moda en Barcelona

El restaurante Bicnic, una verdadera moda en Barcelona / VALENTÍ ENRICH.

Maite Antón

Maite Antón

Si hay una frase que podría definir a la perfección Bicnic, una de las nuevas ofertas gastronómicas en el barrio barcelonés del Eixample, es la siguiente: “Aprovecha el tiempo o aprende a detenerlo”. Y es que estamos ante un local que apuesta por comer a dos velocidades: fast (rápido) y slow (lento). Tú decides en función del tiempo de que dispones. Esa es la filosofía de Bicnic, un restaurante 2 en 1 que busca ser un oasis de desconexión en plena ciudad. Una escapada culinaria. 

Víctor Ferrer, formado en la École Hôtellière d’Avignon y luego en los fogones junto a Alain Ducasse Santi Santamaría, es el alma de este ‘picnic’ gastronómico. Responsable del exitoso Betlem, una mítica tienda de comestibles convertida en bar de tapas en el que siempre acostumbra a haber cola para coger mesa, impulsó este nuevo proyecto, situado en la calle Girona 68, en el que se ofrece dos propuestas diferentes pero con la misma calidad. ¿Cuándo debemos elegir la fórmula fast o la slow? “En base al tiempo que tengas y a la manera de comer. Es decir, si quieres pasar un tiempo largo en la mesa, junto a tus amigos o pareja, y relajarte, elige la slow. Pero si prefieres algo dinámico y más rápido porque el ritmo de tu día no te lo permite o porque luego vas al cine, entonces mejor la fórmula fast”, explica Víctor, jefe de cocina de Bicnic.

Un restaurante 2 en 1

En este sentido, el espacio Fast simboliza una especie de área de descanso en nuestra escapada metafórica dentro de la ciudad, es decir un alto en el camino. De aspecto informal, con dos barras y taburetes, aquí se pueden degustar desde una selección de las propuestas que más éxito han tenido de su experiencia foodtruck -camión que vende comida callejera- como la burger de chuletón hasta creaciones deliciosas como las lentejas con foie. 

En cambio, la parte Slow del restaurante, cuya decoración recrea un paisaje mediterráneo, es donde la experiencia gastronómica es más sosegada. Carta en mano, se antoja complicado elegir entre los suculentos platos que nos propone Víctor Ferrer, aunque tiene una serie de elecciones obligadas: el súper ravioli de jarrete de ternera sobre un caldo de shiitake; el delicioso tiradito de atún –con una preciosa presentación-, el calamar relleno de buey de mar o la carrillera de ternera con salsa de fricandó de setas. 

En ambas opciones se puede optar por maridar con alguno de los interesantes vinos que ofrece la carta de Bicnic –déjate aconsejar por las sugerencias de Eduard Tortajada, el jefe de sala– o con una Estrella Damm. “Nos gusta ese punto gastronómico que siempre busca Estrella Damm en sus cervezas para que acompañen bien las comidas”, apunta Víctor. Prueben, por ejemplo, la cerveza Malquerida, creada por los hermanos Adrià.

LA TERCERA FÓRMULA

Y en breve se pondrá en marcha un nuevo espacio en Bicnic: una mesa frente a la cocina en la que clientes y proveedores podrán degustar creaciones nuevas. “Haremos propuestas de menús temáticos o alrededor de una idea o producto con un doble objetivo: nosotros, desarrollar recetas; y ellos, conocer platos. Será como un intercambio de ideas”, cuenta el jefe de cocina. En definitiva, Bicnic merece una visita.