Aitana Bonmatí: "Primero, el equipo. Después, yo"

La futbolista del FC Barcelona es la gran protagonista del Sport&Style de esta semana

“Me siento orgullosa de quién soy y de lo que he conseguido pero no me conformo", asegura

Aitana Bonmatí, una deportista ejemplar

Aitana Bonmatí, una deportista ejemplar / DAVID RAMÍREZ

Carme Barceló

Carme Barceló

Aitana Bonmatí, cuando sale, disfruta. También lucha, pelea, corre, dirige, no se esconde y acaba con el ‘14’ chorreando. Es menuda y fuerte, puro talento con el que viste una mente muy bien entrenada en valores e inquietudes. Cambiar el orden de sus apellidos es un dato que la sitúa en un contexto de igualdad y libertad. Una apertura de miras que Aitana Bonmatí Conca ha trasladado al terreno de juego y a su día a día. “Me siento orgullosa de quién soy y de lo que he conseguido pero no me conformo. Todo lo contrario. Cada día es un reto. Cada partido, una nueva oportunidad para crecer. Si ganamos, siempre pienso que puedo mejorar. Si perdemos, a apretar los dientes y a pensar en mañana”, asegura. Ella es la que va casi siempre a buscar el balón cuando marca el rival. Lo coge con rabia del fondo de la portería y arenga a las suyas. ¿Una líder? Aitana siente que “lo soy porque forma parte de mi carácter. Soy una competidora nata, muy ambiciosa. Busco la excelencia y me dejo la piel en ello”. 

Llegó al Barça con 13 años. No sólo lleva ADN blaugrana: ha colaborado en su crecimiento e implementación. Otros clubs han llamado a su puerta y seguirán haciéndolo. Es una de las mejores futbolistas del mundo pero las loas y los reconocimientos individuales no parecen importarle mucho. “Primero, el equipo. Después, yo. Pongo el foco en el colectivo”. Le digo que sale desenfocada cuando reparten brazaletes, que la afición se pregunta por qué no es una de las capitanas y le pregunto, claro, si le haría ilusión. “Por supuesto. Mucha. Llevo once años en la casa, soy de La Masía, he crecido con los valores del Barça y que yo transmito dentro y fuera del campo. Tengo un sentimiento de pertenencia muy grande. Siempre estoy cuando las cosas van bien y cuando no van tan bien, sigo sintiendo esa responsabilidad y ese orgullo”, asegura.

LA ILUSIÓN DE SER CAPITANA

Nos sentamos en el suelo. Estamos prácticamente solas en la Ciutat Esportiva. Sus compañeras están concentradas y ella se recupera de una dolencia en el soleo. Casi le ha venido bien esta parada obligada tras un año “de mucho tute. Apenas he tenido descanso ni vacaciones. Las lesiones nunca son bienvenidas. Cada partido y cada entrenamiento es importante y me da mucha rabia perdérmelo. Pero estas semanas me han servido para desconectar un poco. Aprovecho para ver alguna serie, leer o estar con mi gente en Ribes. Aunque lo que me tiene más distraída es decorar mi casa”. Independiente por dentro y por fuera, Aitana vive cerca de sus padres (profesores de lengua y literatura catalana ya jubilados) con los que “me gusta compartir tiempo de calidad. Son personas muy cultas, luchadoras, con valores que me han transmitido desde niña y que son también los míos. Como a ellos, me preocupa lo que genera una sociedad tan desigual. Por ello colaboro con ACNUR, con nuestra fundación y con la Johan Cruyff. No quiero cerrar los ojos ante ciertas realidades. Quiero saber qué pasa en el mundo y por qué”. 

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