"Ahora creen en nosotras"

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Carme Barceló

Laura. O Ester. O ambas, que son una. Sé que me perdonarás el ‘pajarito’ de la portada, ese apodo que te puso tu primer entrenador “cuando me vio en la piscina, en uno de los primeros entrenamientos, y me dijo que tenía las piernas muy delgadas, de pajarito. A partir de ahí, todo el mundo empezó a llamarme así. No es que me entusiasme pero no me importa. Sé que es con todo el cariño”. Lo siento, subcampeona del mundo, pero mientras posabas pasó una gaviota e Inma Quesada la pilló al vuelo. Tanto como tú cuando te elevas en la portería, ese lugar reservado a los que “posiblemente no estemos muy bien de la cabeza (ríe). Estar ahí, sabiendo que tienes a seis jugadoras que quieren marcarte un gol y van a por ti, es bastante ‘heavy’. Somos de una pasta especial porque, normalmente, ‘pagamos el pato’ de muchas derrotas. Pero un equipo sin un buen portero y una buena defensa no llega arriba. Para lo bueno y para lo malo, mi posición es especial”.

UNA DE LAS GRANDES. Laura Ester es una de las mejores waterpolistas del mundo. Así, sin más y con todo. Mientras estudia 4º de Bioquímica -“del bañador a la bata blanca”-, entrena una media de “cuatro o cinco horas seis días a la semana. Si estamos concentradas con la selección, algo que sucederá en diciembre, enero, marzo y junio, unas ocho. Muy duro y, a la vez, muy gratificante porque haces lo que te gusta”. Cuando entrena tanto, no le queda tiempo para nada. “Me dicen de quedar para cenar y no me da la vida -reconoce-. Sólo quiero llegar a casa, mirar un ratito el móvil o una serie y a dormir. Estoy KO”. 

Subcampeona del mundo, Laura enfoca su mirada en los JJ.OO de Tokio. “Vamos a intentar ganar el oro, yo lo veo posible -asegura- y tanto mis compañeras como yo creemos que es posible conseguir esta medalla. Es la que nos falta”. Si es así, saben que van a asegurarse portadas y visibilidad. Con lo que cuestan. La waterpolista cree que “poco a poco vamos consiguiendo la igualdad. Ahora creen más en nosotras porque hemos luchado, competido y sacrificado tanto que, al llegar los resultados, nos dedican el tiempo, el espacio y los medios que merecemos. Aún queda mucho por recorrer pero estamos en el buen camino”. Habla con pasión, la misma que la mueve a entrenar ocho horas al día o enfrentarse a las rivales más fuertes. Y, como tantos y tantas deportistas, Laura transforma esa rabia competitiva en cierta timidez cuando los sacas de su medio y les pides que posen ante una cámara. Se trata de obtener lo mejor de ella aunque eso, lo sé, está en wikipedia y en la bolsa de tela en la que ha traído todas sus medallas. Por supuesto.

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