Ada Hegerberg: "El fútbol moderno va de incluir a todo el mundo"

Ada Hegerberg, en acción con el Olympique de Lyon

Ada Hegerberg, en acción con el Olympique de Lyon / EFE

Carme Barceló

Carme Barceló

Nadie imagina un Mundial sin Messi o Cristiano Ronaldo. Coleccionistas de Balones de Oro, son la mejor imagen de la ‘marca fútbol’. Como ella. Como Ada Hegerberg, la primera mujer en llevarse a casa un galardón como ése y la que optó por no participar en un Mundial para visibilizar la desigualdad en este deporte a todos los niveles. Aquí la tengo, ante mí, con sus sneakers de lentejuelas, sus 23 años, su personalidad a prueba de bombas y su cruzada en favor de la igualdad. Algo que le viene de base, porque “mis padres nos educaron a mis hermanos y a mí desde la tolerancia y unos principios basados en que niños y niñas son exactamente iguales. Eso, en mi casa, es una prioridad. Todos jugamos a fútbol. De hecho, yo fui la última en ponerme las botas. Prefería leer. Pero, por completar el equipo, empecé. Y cuando vi que regateaba y que marcaba una y otra vez pensé: ‘Pues va a ser que sí’ (ríe). Mis padres me apoyaron desde el minuto 1 y me dijeron que hiciera lo que quisiera en la vida”.

Suspiro y verbalizo. “¡Qué suerte tienes, Ada!”. “Entiendo que digas eso -responde-. El fútbol moderno va de incluir a todo el mundo, con las mismas oportunidades. En este pastel, la porción más pequeña es para las mujeres”. Y añade que “es  necesario cambiar la actitud ante las chicas que jugamos a fútbol”. Del desgraciado episodio machista que vivió en la Gala del Balón de Oro, Ada prefiere recordar “una noche en la que toqué el cielo. La gente se quedó ‘clavada’ en eso pero lo importante fue el reconocimiento a mi trabajo y lo feliz que fui”. 

Muy cerca, la escucha Carles Puyol, embajador como ella de la Danone Nations Cup. “Este hombre es uno de mis ídolos -asegura emocionada- por los valores que promueve dentro y fuera del campo”. Él la lleva a recordar la final ante el Barça Femení, un día “glorioso porque sumamos un cuarto título de Champions consecutivo. Una pasada”. Allí estaba toda su familia y su marido, el futbolista Thomas Rogne con el que comparte vida, alguna sesión de Pilates y su lucha por la igualdad.