El negocio de ser segundo

El Borussia Dortmund sigue siendo la alternativa al Bayern, pero la venta de sus mayores talentos le impide competir por títulos

“Este equipo no puede ganar cinco ligas en Alemania porque para ganar debes retener el talento", indica Albert Capellas

Bellingham y Moukoko, dos de las estrellas del Dortmund

Bellingham y Moukoko, dos de las estrellas del Dortmund / AFP

Adrià Soldevila

Adrià Soldevila

Ha pasado más de una década desde que el Borussia Dortmund ganó su última Bundesliga. El equipo temible de Jürgen Klopp, ese conjunto que le miró a los ojos al Bayern de Múnich, consiguió dos ligas consecutivas y a punto estuvo de alzar la Champions League en Wembley.

Esta temporada se cumplen diez años de esa final, un partido que no se fue a la prórroga porque Arjen Robben así lo decidió, marcando el gol de la victoria para el Bayern en el último minuto del tiempo reglamentario. Esa Champions hubiese sido la guinda de un Dortmund que había llegado a su máximo nivel.

El club de la Renania del Norte-Westfalia tocó techo en Londres. Un tope que ya no rompería. Dos años después, en octubre de 2015, el alma mater del proyecto ganador dio por finalizada su etapa al frente del equipo y se marchó para sentarse y hacer historia en el banquillo de Anfield. Klopp, asumiendo que las piezas del puzle empezaban a caerse por la venta obligada de sus mejores futbolistas, decidió cerrar su ciclo.

Este equipo no puede ganar cinco ligas en Alemania porque para ganar debes retener el talento. El potencial para ser un grande de Europa lo tiene. Podría luchar por títulos grandes, pero renuncia al éxito deportivo por el éxito económico”, explica a Sport Dossier Albert Capellas, quien fuera segundo entrenador del Borussia Dortmund y mano derecha de Peter Bosz durante los seis meses que el neerlandés dirigió al conjunto alemán, en el inicio de la temporada 2017-18.

El ahora técnico del Midtjylland danés conoció en primera persona las claves del éxito de un club diseñado para ser altamente sostenible. Hay que competir, hay que proporcionar felicidad a los aficionados, pero el negocio debe funcionar.

Ninguna de las patas puede fallar, sobre todo porque debe mantener el interés entre sus seguidores: el Dortmund es el segundo club con la asistencia más alta en las cinco grandes ligas europeas. 81.000 espectadores llenan el Signal Iduna Park en cada partido, solamente por detrás del Camp Nou, que desde la llegada de Xavi Hernández al banquillo lidera este ranking con 83.000 espectadores de media.

De hecho, el Signal Iduna Park es el gran escenario donde las jóvenes estrellas del Borussia Dortmund se foguean antes de salir por la puerta grande. Capellas señalaba que para ganar de manera sostenida, un club debe retener su talento. En el caso del BVB, la estrategia está trazada para sacar el mayor provecho económico de los futbolistas que logran explotar ante el muro amarillo del Westfalenstadion.

En los últimos diez años, el Dortmund nunca ha conseguido cerrar un proyecto deportivo ganador porque ha vendido a sus mayores talentos antes de que el equipo pudiera consolidarse como candidato a levantar títulos. El verano pasado se marchó Erling Haaland y en este próximo mercado estival se irá, si nada cambia en el plan de negocio del Dortmund, Jude Bellingham, porque Youssoufa Moukoko, su otro gran talento, acaba de renovar.

Por el centrocampista inglés de 19 años, el club renano pide un mínimo de 120 millones de euros, con lo que, de producirse, se convertiría en la segunda venta más alta de la historia del Dortmund, solamente por detrás de los 135 millones pagados por el Barça en la contratación de Ousmane Dembélé. Un negocio redondo el del francés, que llegó al Signal Iduna Park procedente del Rennes por 15 millones de euros.

Zorc, el ideólogo

La clave del éxito empresarial del Borussia Dortmund tiene nombre y apellido: Michael Zorc. Es una leyenda en el equipo amarillo y negro. Nació en Dortmund y nunca salió de allí. Jugó 17 años en el primer equipo y se convirtió en el jugador con más partidos en la historia del club, con 463.

Cuando se retiró, con 36 años, asumió un cargo de director deportivo que mantendría durante 24 años, precisamente hasta el verano de 2022. “Zorc tiene mucho que ver, junto con el director general Hans-Joachim Watzke y un tipo llamado Sven Mislintat, que fue jefe de scouting hasta que el Arsenal le fichó”, explica Capellas.

Tras la salida de Zorc, otro mito ‘borusser’, el excentrocampista Sebastian Kehl, heredó la dirección deportiva tras varios años formándose al lado de su predecesor en el cargo. “Le han entrenado para ser el relevo y para que mantenga un período continuista”, reconoce el entrenador catalán.

En los últimos diez años, el Borussia Dortmund ha ingresado 922 millones por la venta de sus jugadores. Y sus diez mejores ventas suman 580 millones, solamente por detrás del Mónaco (705M€) y el Barcelona (612M€), en los que se incluyen las salidas de Kylian Mbappé (180M€) y Neymar Jr (222M€) en dirección al Paris Saint-Germain.

Entre esa cifra de negocio está el pago de 60 millones del Manchester City por Erling Haaland el verano pasado, la venta de Jadon Sancho al Manchester United por 85 millones en 2021 y, echando la vista atrás, las excelentes operaciones de Christian Pulisic (64 millones al Chelsea), Ousmane Dembélé (135M al Barça), Pierre-Emerick Aubameyang (63,7M al Arsenal) o Henrikh Mkhitaryan (42M€ al Manchester United).

Precisamente, en la temporada 2016-17, la segunda sin Klopp en el banquillo, no solamente se marchó el centrocampista armenio; también lo hicieron Mats Hummels al Bayern e Ilkay Gündogan al City, desmantelándose definitivamente aquel Borussia Dortmund bicampeón de la Bundesliga y finalista de la Champions League al que ya se le había marchado Mario Götze en dirección Múnich semanas después de esa final.

Un gran escaparate

El Signal Iduna Park es el mejor escenario posible para que los jóvenes talentos del Dortmund brillen y crezcan. Lo destaca el mismo Capellas y coincide el periodista Miguel Gutiérrez, especialista en fútbol alemán: “En el Signal Iduna los jugadores se crecen. Y lo hacen sin la presión de tener que ganar títulos, como sí asumen en el Bayern. Se les da confianza y con el tiempo se revalorizan”, explica para Sport Dossier el comentarista de Movistar+, precisamente nacido en Dortmund.

El BVB se ha convertido en los últimos años en un trampolín hacia la élite más selecta del fútbol europeo. Más allá de competir, la filosofía está construida para agrandar la figura de jóvenes talentos y catapultarlos hacia los clubes que más caro compran del mercado. Aquellos que sí están obligados a ganar la Champions cada temporada.

“Les pones en un escaparate, en un estadio de 82.000 personas con el índice de aficionados más alto de Europa, y además el equipo siempre está arriba en la Bundesliga y juega competiciones europeas. La ventana de exposición es muy bestia y esto revaloriza mucho al jugador”, reflexiona Capellas, quien insiste en que nada puede fallar. El negocio es lo primero, pero el equipo debe ser competitivo y estar siempre arriba para que el engranaje funcione.

“Claro que el Dortmund quiere ganar títulos, pero es difícil competirle al Bayern tanto a nivel deportivo como económico”, asume Gutiérrez. A medida que pasan los años, la distancia entre el Borussia Dortmund y los grandes de Europa se va haciendo cada vez mayor. De aquella época dorada de los Klopp, Lewandowski, Gündogan, Hummels o Götze ya ha pasado una década.