Marc Gual: "Cuando cayó la primera bomba estaba en casa, durmiendo”

El delantero catalán huyó de Ucrania a los pocos días de firmar con el Dnipro-1, tras los primeros ataques del ejército ruso

Salió de Ucrania tan rápido como pudo pocos días después de firmar su contrato con el equipo del óblast de Dnipropetrovsk

Marc Gual tuvo que huir por la guerra

Marc Gual tuvo que huir por la guerra / SPORT by Panenka

Adrià Soldevila

Adrià Soldevila

Lo más importante era salir del país. No importaba ni la situación contractual con el Dnipro-1, ni siquiera los objetos personales que se quedaron en la casa que abandonó sin mirar atrás. Marc Gual (Badalona, 1996) salió de Ucrania tan rápido como pudo pocos días después de firmar su contrato con el equipo del óblast de Dnipropetrovsk.

Fue un trayecto largo e incierto tras el que, junto a otros diez compañeros, pudo acabar cruzando la frontera con Rumanía. El canterano del Barcelona, el Espanyol y el Sevilla consiguió salir de Ucrania, mientras veía cómo las bombas destruían ciudades e infraestructuras, para, por fin, poder llegar a Polonia y firmar un contrato de cesión con el Jagiellonia Bialystok de la Ekstraklasa, la primera división polaca. El único problema es que, a todos los efectos, sigue perteneciendo al Dnipro-1.

¿Fichaste por el Dnipro-1 siendo consciente de que se gestaba una guerra?

Yo firmé con el Dnipro sabiendo que existía esa tensión en el Dombás. Pero lo hablé con mucha gente de allí y nadie nos dijo que no fuéramos. No tenía que pasar nada. Mientras estábamos con el equipo en Turquía hablamos con el presidente, que es militar y tiene mucha mano en el país, y nos dijo que estuviéramos tranquilos, que volviéramos, que no habría ningún problema. No solamente volvimos nosotros, sino también el resto de equipos, que también estaban en Turquía.

Cuando Putin declaró la guerra a Ucrania, ¿dónde te encontrabas?

Me pilló durmiendo en casa. Lo que enseguida hicimos todos fue ir al búnker que hay en la ciudad deportiva, para luego marcharnos al hotel que tiene el presidente fuera de la ciudad. Allí no había ningún objetivo militar. Desde allí nos marchamos hacia la frontera.

¿Te pilló durmiendo?

Sí, cuando cayó la primera bomba estaba en casa, durmiendo. Eran las cinco de la madrugada. Una bomba me despertó y, a los diez segundos, cuando ya estuve despierto, cayó la segunda. Fue entonces cuando decidimos salir corriendo hacia el búnker.

¿Estaban todos los jugadores en el mismo edificio?

Es una pequeña urbanización con cinco edificios y todos los extranjeros del equipo vivíamos allí.

¿Y eso de que el Dnipro tenga un búnker?

Allí hay búnkeres en todos los sitios. Está lleno desde la guerra anterior. En Ucrania casi todo el mundo tiene un búnker.

¿Te fuiste sin resolver la situación con el equipo?

En ese momento, el equipo no nos importó para nada. Ni lo pensamos. Lo que queríamos era solamente salir corriendo del país y estar tranquilos y a salvo.

¿Os fuisteis directamente a Polonia?

La primera idea era ir directamente a Polonia, pero acabamos saliendo por Rumanía. Tardamos 27 horas en coche hasta la frontera de Siret. Son más de 1.000 kilómetros, pero claro, hay que sumarle toda la gente que quería salir del país y todos los vehículos de guerra que nos fuimos encontrando, como coches militares o tanques. Además de los misiles que iban cayendo.

¿Sufristeis para llegar a Rumanía?

No hubo un momento concreto en el que sufrimos más o menos. Desde que empezamos a irnos estuvimos sufriendo porque no sabíamos qué iba a pasar. Nada dependía de nosotros. En las 27 horas que estuvimos en la carretera no dormimos nada.

¿Pasasteis la frontera sin problemas?

No, qué va. Estuvimos seis o siete horas en la frontera. Había mucha gente. Y costó mucho que nos dejaran pasar. No había ningún orden y acabamos pagando a los militares para que nos dejaran entrar en Rumanía.

¡¿La gente pagaba para poder salir del país?!

Nosotros sí. A saber el rato que hubiéramos estado de más si no hubiéramos pagado.

¿De cuánto dinero estamos hablando?

Sinceramente, no lo recuerdo exactamente. Cogimos todo el dinero que teníamos en efectivo, en moneda ucraniana, lo juntamos entre los diez y se lo dimos a los militares. No fue fácil, pero esto les ayudó a darnos preferencia.

“En la frontera les dimos a los militares todo el dinero que llevábamos. A saber lo que habríamos tardado en salir del país de no haberlo hecho”

¿Pasaste miedo durante ese viaje?

Sí, evidentemente. Pero el mayor problema era no saber qué podía pasar ni tener claro qué era lo mejor que podíamos hacer. Nada dependía de nosotros. No sabíamos si era mejor quedarnos en un lugar concreto o seguir yendo hacia la frontera. Lo peor fue esa incertidumbre.

¿Es la peor experiencia de tu vida?

Sí, al 100%.

¿Pudiste llevarte tus cosas personales o te las han podido hacer llegar?

Lo tengo todo en la casa. Lo único que hice al salir fue vestirme y coger la documentación. Nada más. Todo se quedó en Dnipro. Sé que el edificio está todavía en pie, que no le ha pasado nada, pero desconozco si ha entrado alguien en las casas para robar. Cuando termine la guerra veré si puedo ir y recuperar mis cosas, ahora no sé nada.

¿Cómo se arregló con el Dnipro-1 para que pudieras fichar por el Jagiellonia?

Yo sigo siendo del Dnipro en estos momentos. La UEFA nos dio la opción de jugar cedidos fuera del país hasta final de temporada. Pero sigo perteneciendo al Dnipro-1, y cuando termine la temporada veremos qué hacemos. Dependerá de cómo esté el país.

¿Quieres resolver la situación con el Dnipro-1 y quedar libre o estás dispuesto a volver si la guerra termina?

No todo depende de mí. Yo tengo contrato con el club y lo que no hará el Dnipro es regalarme. Tenemos que ver qué pasa allí y si la siguiente temporada puede jugarse o no. Según suceda, ya veremos si puedo desvincularme, si tengo que volver allí o si debo seguir jugando cedido fuera. Sin saber lo que pasará con la liga no podemos saber lo que tendremos en el futuro.

Hay jugadores extranjeros que piden a la FIFA poder quedar libres.

Si fuera por los jugadores extranjeros se resolvería de una forma concreta. Pero los clubes no lo harán, perderían dinero y se quedarían sin jugadores. La FIFA deberá buscar un punto intermedio para que todos quedemos más o menos contentos. Aquí está el problema. No sabemos cuándo y qué se decidirá, porque hasta que no termine la guerra es difícil que se pueda hablar tranquilamente con los clubes.