Maldito diario: Mánchester, 17 de marzo de 2022

Cristiano Ronaldo, uno de los señalados en la eliminación del United

Cristiano Ronaldo en su segunda etapa con el Manchester United / PETER POWELL / EFE

Mánchester, 17 de marzo de 2022

Querido diario. ¿Te acuerdas de cuando la Champions League era como el jardín de mi casa? ¿Te acuerdas de cuando CR7 era la peor pesadilla del Atlético de Madrid? ¿Te acuerdas de cuando todos me envidiaban por ser guapo, rico y buen jugador? Pues olvídate, porque todo eso se acabó.

El martes me quedó confirmado. Ya no se respetan las tradiciones: yo no tiro a puerta una sola vez, el Manchester United es definitivamente un equipo perdedor (me lo han cambiado; si lo sé no vengo) y Simeone, de golpe, es capaz de derrotarme... El mundo al revés. Con lo que yo he sido… Después de aquellas finales de Champions en Lisboa y Milán, de aquellas remontadas épicas contra el ‘Cholo’, finalmente he caído contra el Atlelti (y a diferencia de lo que pasa con sus jugadores cuando son ellos los que se caen, a mí lo de irme al suelo sí que me ha dolido de verdad). Y encima la humillación fue doble. Porque para acabar de ridiculizarme, al final Simeone salió del campo esquivando botellazos y corriendo para dejarme en evidencia delante de mi afición: ya me gustaría a mí tener esa punta de velocidad a esas alturas del partido. Tiene gracia que sea Simeone el que me haya hecho quedar como un jugador de medio pelo. Cuando me fijo en su peinado y lo comparo con el de unos años atrás, me pasa lo mismo que les ocurre a muchos seguidores cuando me ven jugar y me comparan con el que un día fui: Turquía, de repente, parece una buena solución. Pero a mí me queda mucho fútbol, ¿eh? Fíjate que venía hacerle un hat-trick al Tottenham y, de golpe, me bloqueé en la Champions. Quizá es que ya no puedo jugar solo y necesito un buen equipo a mi alrededor, pero el United tiene menos creatividad y profundidad que el documental de Netflix de mi mujer. O quizá es que me obsesiona tanto igualar a Messi que inconscientemente preferí quedar eliminado en la misma ronda que él. Ni uno ni otro estaremos entre los mejores, y en Madrid y en Barcelona ya ni se acuerdan de nosotros. Supongo que es ley de vida. Que sí, querido diario, lo sé, sigo siendo guapo, rico y buen jugador. ¿Pero qué gracia tiene si ya nadie me envidia por ello?

 Cristiano R.