Maldito diario: Las Rozas, 23 de noviembre de 2021

La España de Luis Enrique logró la clasificación para el Mundial de Catar 2022 tras derrotar a Suecia

La ausencia de Ramos en la Europa o la convocatoria de Gavi han sido algunas de sus decisiones más discutidas

Luis Enrique sufrió de lo lindo en el España-Suecia

Luis Enrique sufrió de lo lindo en el España-Suecia / AFP

Panenka

Ya me conoces, querido diario: no soy una persona rencorosa. Para nada. Así que voy a olvidar los palos que me han ido cayendo hasta que he conseguido clasificar a España para el Mundial. De verdad, no se lo voy a tener en cuenta a esos periodistas que ponían en duda mis decisiones. ¿Qué quieres que haga? ¿Que tenga sus nombres apuntados en una lista para echarles todas esas críticas en cara, con una fina ironía, en la próxima rueda de prensa? No, ese ya no es mi estilo. Soy un hombre comprensivo. Por eso entiendo que en la capital no guste que pase del Madrid en mis convocatorias. Pero es que yo no tengo la culpa de que sus jugadores más en forma no sean españoles.

Como Vinícius, que la rompe con Brasil, o Gareth Bale, que se rompe con Gales. A muchos de ellos tampoco les gustó que convocara a Gavi. Era demasiado joven y con poca experiencia, me advertían. No me sorprende que no lo vieran claro: son más de apostar por la veteranía. ¿Te acuerdas de lo mucho que echaron de menos a Ramos en la Euro? Ah, no, espera, que en eso también yo tenía la razón. Será casualidad. Cosas que pasan. Ya me avisarán cuando Ramos la rompa en París. A lo que iba: que ahora están todos enamorados de Gavi. Pero no es mérito mío, por supuesto… ¿Cómo iba a serlo, si no hago más que equivocarme con las convocatorias? Será mérito de Koeman, supongo. Al bueno de Ronald, en la capital lo valoraban mucho más que a mí. Será que mi trabajo es fácil, de esos que cualquiera podría hacer.

¿Cómo era aquello que se dice? ¿Que cada español tiene a un seleccionador dentro? Yo lo único que veo es a muchos españoles que la tienen adentro. Venga, dejémoslo claro: el cargo de seleccionador no es para cualquiera. Uno puede ser albañil, cartero, ingeniero o entrenador del Granada (todos ellos empleos muy necesarios que aplaudo con el máximo respeto). Pero lo de entrenar a España no es para cualquiera. A mí se me da bien porque me lo tomo como una carrera de ultra distancia de esas que me gustan: solo necesitas tener mucho aguante, llevar una buena mochila y acostumbrarte a la comida fría, que es como se sirve la venganza.