El día que el Barça vetó al Madrid

El club azulgrana se opuso a la inclusión del conjunto blanco en el Campeonato de Catalunya al inicio de la Guerra Civil española

“El campeonato superregional de Catalunya ha sido siempre limitado exclusivamente a los clubs de nuestro país”

El día que el Barça vetó al Madrid

El día que el Barça vetó al Madrid / FC BARCELONA

Adrià Soldevila

Adrià Soldevila

18 de julio de 1936. Un grupo de militares contrarios a la República presidida por Santiago Casares Quiroga se alzan en armas contra el Gobierno y ponen en marcha el período más sangriento de la historia de España. Queipo de Llano, Emilio Mola y Francisco Franco comandan los avances en Sevilla, Pamplona y Canarias. Estalla la Guerra Civil española. La Liga, que se venía disputando ininterrumpidamente desde la temporada 1928-29, debe parar en seco.

Practicar deporte ya no es seguro en el Estado, y mucho menos realizar desplazamientos por el territorio. España está dividida entre el bando sublevado y el bando republicano, y se cobran vidas sin reparo como la del presidente del FC Barcelona, Josep Suñol i Garriga, fusilado en la Sierra del Guadarrama –en Madrid– el 6 de agosto de 1936, pocos días después de iniciarse el conflicto armado. Suñol, cuyo cargo más representativo era el de diputado en el Congreso por Esquerra Republicana de Catalunya, viajaba con la intención de arropar y animar al bando republicano, pero se equivocó de ruta y acabó adentrándose, junto con el chófer, un teniente republicano y el periodista Pere Virgili Ventura, en una zona controlada por el ejército fascista.

Todos ellos fueron fusilados sin piedad y enterrados sin que sus familiares conozcan, todavía, su paradero exacto. De hecho, en los próximos días un equipo de investigadores iniciará una prospección en la zona en la que se sospecha que podrían estar enterrados los cuerpos de Suñol y sus acompañantes, con el beneplácito de la Comunidad de Madrid y del Ministerio de Defensa, que inicialmente se opuso a la excavación.

Pero volvamos al fútbol. La Liga, cuya temporada 1935-36 había terminado con la victoria del Athletic Club, a dos puntos del Madrid CF, ni siquiera pudo empezar el nuevo curso. El 3 de octubre de 1936, la Federación Española de Fútbol suspendió “la temporada en juego para toda clase de competiciones oficiales”, a la vez que autorizaba a los torneos superregionales a disputar sus partidos. Eso sí, “bajo su exclusiva responsabilidad”. Las únicas federaciones territoriales que decidieron seguir con el fútbol fueron la catalana y la valenciana, en ese momento menos afectadas por el conflicto bélico que las del resto del Estado, que echaron el cerrojo.

Varios equipos fueron incautados y la mayoría de ellos suspendieron todas las actividades. Los vascos se unieron para formar una selección de Euskadi y se marcharon a disputar partidos fuera del territorio español, exactamente lo mismo que hizo el Barça un año después adentrándose en una gira por México que no solamente mantuvo en activo al club sino que lo salvó económicamente de la disolución. Pero hubo dos equipos que no se rindieron. El Madrid CF y el Athletic de Madrid –actual Atlético–, con su campeonato regional suspendido, pidieron su inclusión en el torneo de Valencia-Murcia, demanda que fue rechazada. El Athletic bajó los brazos, pero el Madrid no lo hizo e inició gestiones para ser aceptado en el Campeonato de Catalunya, que llevaba disputadas tres jornadas.

Bru como puente

Pablo Hernández Coronado, secretario general del Madrid CF, delegó en su entrenador Francesc Bru las gestiones para que el conjunto blanco fuera aceptado en la competición catalana. Bru había sido jugador destacado del Barcelona y del Espanyol, además de árbitro y seleccionador español absoluto, con lo que sus relaciones en Catalunya eran excelentes. El técnico madridista se reunió con representantes de sus dos antiguos equipos, los más prestigiosos del país, y trasladó un mensaje de optimismo a Hernández Coronado. También lo hizo ante la prensa: “Las gestoras de ambos clubes han acogido bien mi propuesta”, expresó Bru, tal y como recoge el libro El Barça en Guerra (1936-1939) de los periodistas Josep Maria Solé i Sabaté y Jordi Finestres, actual mano derecha de Joan Laporta en el Barça.

Inicialmente, la Federació Catalana de Futbol aceptó la inclusión del Madrid en el campeonato, auspiciada por la postura positiva del Sindicato de Futbolistas Catalanes. Eso sí, entrarían sin puntuar para evitar que un equipo madrileño ganara el campeonato catalán. Madrid y Espanyol habían acordado el uso del estadio de Sarrià para los entrenos y el mismo Francesc Bru había conseguido el alquiler de un chalé en El Masnou para albergar a toda la expedición blanca.

El 14 de octubre, el comité del Barcelona debatió el asunto en una reunión de la que se conserva su acta. La petición del Madrid “motiva un estudio meticuloso y desapasionado” por el que se tomaron varios acuerdos. El primero, que la decisión final debía recaer en la Federació Catalana. En segundo lugar, la comisión creyó que el Campeonato “no debe ser mixtificado ni perder ninguna de sus esencias raciales y profundamente espirituales”. Como tercer argumento, el Barça consideró que la inclusión del Madrid podría suponer una “conculcación de aspiraciones” de otros clubes catalanes. Y en último lugar, se ofreció al Madrid y a la Federació Catalana para “estudiar conjuntamente la organización de una nueva competición muy amplia e interesante”. En definitiva, que el Barça se opuso a la participación del Madrid en el Campeonato de Catalunya, aunque la última palabra la tendría la FCF.

 

El Barça consideró que el Campeonato de Catalunya no debía acoger a clubes de otros territorios del Estado

No al Madrid

Seis días más tarde de aquella reunión, la Federació debatió la propuesta blanca y emitió su veredicto. No se aceptaría al Madrid CF pese a que los clubes del Campeonato A –la primera división catalana– sí abogaron por su inclusión. El único que no lo hizo fue el Barcelona, que tendió la mano a los clubes modestos del Campeonato B, que sí se opusieron. En su comunicado, publicado íntegramente en el diario La Vanguardia del día 28 de octubre de 1936, la FCF deja claro que “en vista de la falta de unanimidad entre los expresados clubs sobre aquella inclusión, el citado Consejo Directivo sin perjuicio de la simparía que le merece el Madrid C.F. y todos sus jugadores, ha creído pertinente acordar que no es procedente la inclusión de aquel Club en el expresado campeonato de Cataluña del cual se llevan ya jugadas tres jornadas”. Claro y meridiano.

El Madrid no jugaría el torneo catalán. No lo haría, además, por un argumento expresado en la reunión del Barça del día 20 de octubre: “El campeonato superregional de Catalunya ha sido siempre limitado exclusivamente a los clubs de nuestro país”. La Federació Catalana de Futbol, sin embargo, y de la misma forma que propuso el Barcelona en los días previos a la decisión, abrió las puertas a organizar una nueva competición con todos los clubes del Estado que estuvieran interesados en participar en ella.

Según recogen en su obra Solé i Sabaté y Finestres, la prensa madrileña se tomó realmente mal la decisión de la Federació. Aunque no se apuntó a la institución catalana de fútbol, sino directamente al FC Barcelona. El periódico Informaciones señaló al Barça y le hizo responsable de la oposición al Madrid: “Las últimas noticias que tenemos del asunto aclaran de forma tajante que el club azulgrana, en contra de lo que se dijo en días anteriores, fue la única Sociedad que se opuso a la incorporación del Madrid en el torneo catalán. […] El Barcelona ha hecho una vez más el juego al Madrid. Todas las declaraciones de amistad han sido un mito”.