Del césped al estrado

Varios futbolistas han trabajado para la sociedad convirtiéndose, después de triunfar en el campo, en políticos de primera línea

Zico, Pelé, Romário o Sócrates se implicaron activamente en la política de Brasil

Romário es actualmente vicepresidente del Senado brasileño

Romário es actualmente vicepresidente del Senado brasileño / Getty by Panenka

Adrià Soldevila

Adrià Soldevila

George Weah se hartó a marcar goles en su carrera como futbolista. Campeón de liga con el PSG y el Milan, el delantero liberiano se ganó la admiración del fútbol europeo hasta el punto de convertirse en el primer y único jugador africano elegido como mejor jugador del mundo.

Weah recibió el Balón de Oro en 1995, un galardón de valor histórico tras sus 44 goles en 50 partidos. Romário da Souza Faria también era un goleador puro. Un nueve de los de antes, un futbolista de área que solo necesitaba un toque para meter el balón en el fondo de la red. Romário fue un killer toda su vida. En Brasil, en los Países Bajos y en la liga española.

Tanto Weah como Romário son hoy líderes políticos. Lo fueron en el campo y lo son ahora fuera de él, en otro ámbito de la vida, probablemente el más importante. De la política depende todo: la sanidad, la educación, la justicia, la cultura, la seguridad, las infraestructuras y hasta el mismo deporte. “Fútbol y política están intrínsecamente relacionados. Me parece que es obvio por la naturaleza social que tiene el fútbol”, considera Ramon Usall, sociólogo y autor de varios libros sobre política y deporte, el último de ellos, Futbolítica (Ara Llibres), una biblia sobre la relación social, cultural y política de varios clubes del fútbol mundial.

George Weah se convirtió en presidente de Liberia en 2017

George Weah se convirtió en presidente de Liberia en 2017 / Getty by Panenka

Weah es en la actualidad presidente de Liberia. Se retiró del fútbol profesional en 2003 y, tan solo dos años después, decidió volcarse en el crecimiento de su país. En 2005 fundó el Congreso por el Cambio Democrático, que perdió las elecciones con el Partido de la Unidad de Ellen Johnson Sirleaf. El gran argumento de Sirleaf, formada en Harvard, fue la poca educación recibida por Weah. “Con toda su educación y experiencia, han gobernado la nación durante centenares de años y no han hecho nada”, dijo el exdelantero.

12 años después, y tras pasar por el Senado, Weah se tomó la revancha y se convirtió en presidente. “Este es un caso en el que la notoriedad internacional conseguida ha permitido que, incluso estando desvinculado de la realidad política de su país durante un largo período de tiempo, tuviera una autoridad para presentarse ante sus compatriotas como alguien capaz de resolver sus problemas”, comenta Usall a Sport Dossier.

Lo mismo sucede con Kakhaber Kaladze, el ex lateral del Milan de Ancelotti que ahora es alcalde de Tiflis, la capital de Georgia, tras un período como ministro de Energía. “Son ejemplos que demuestran que el fútbol, un mundo irracional, se ha convertido en un activo para que alguien que ha hecho carrera en los terrenos de juego tenga credibilidad para gestionar un país”, insiste.

DOS PERFILES POLÍTICOS

Hay jugadores que durante su carrera se han pronunciado en un sentido político u otro. Aquellos que no han tenido ningún reparo en expresar públicamente su posicionamiento, como el caso de Gerard Piqué con el referéndum de autodeterminación celebrado en Catalunya en 2017, el del portero vasco José Ángel Iribar, que en 1978 formó parte de la mesa nacional del partido abertzale Herri Batasuna, o el del brasileño Sócrates, que se implicó a fondo con la Democracia Corinthiana –fundada precisamente dentro del Corinthians– durante la dictadura militar de Brasil para que, a mediados de los 80, el país tuviera elecciones con sufragio universal.

Para Ramon Usall, existen dos perfiles opuestos de futbolistas que se han implicado de maneras distintas en política: “Distinguiría el del futbolista militante desde su convicción y el del futbolista que se convierte en político porque es una figura pública y porque determinados partidos tienen interés en que les aporten un beneficio electoral por su popularidad”.

Sócrates estaría en el primer paquete. También los argelinos Mustapha Zitouni y Rachid Mekhloufi, que abandonaron en 1957 la selección de Francia para enrolarse en el Frente de Liberación Nacional de Argelia en plena guerra por la independencia. “Zitouni y Mekhloufi renunciaron a una plaza de titulares en el Mundial de Suecia de 1958 porque su compromiso era con la lucha por la libertad de su país y contra el colonialismo. Renunciaron a su vida privilegiada para defender sus ideales, que estaban por encima de todo”, explica Usall, que especifica las características de ese homo politicus del fútbol: “Es el jugador que tiene unas convicciones políticas y las ha mantenido mientras ha jugado, de manera más o menos pública, como Iribar, Oleguer o los argelinos Zitouni o Mekhloufi”, a diferencia de los que “como personajes públicos, y de acuerdo con los mecanismos contemporáneos de la política, son un atractivo para captar votos”.

En este segundo grupo estarían Weah y Romário, pero también Zico y Pelé, que durante los años 90 ocuparon un cargo importante en el Gobierno de Brasil. Ambos fueron ministros de Deportes, aunque en mandatos distintos. Zico lo fue entre 1990 y 1992, en la etapa de Fernando Color de Mello; mientras que Pelé fue nombrado por Fernando Henrique Cardoso en 1994, manteniendo su cargo hasta 1998.

Actualmente, Romário es vicepresidente del Senado de Brasil. Fue diputado en el Parlamento de 2011 a 2015 con el Partido Socialista, antes de unirse al partido laborista Podemos, con el que accedió al Senado en 2015, convirtiéndose en uno de los principales perseguidores de la corrupción en la Confederación Brasileña de Fútbol. “Todos ellos son figuras públicas a las que la política ha tentado”, dice Usall, al que se le plantea una cuestión: ¿los futbolistas que se han dedicado a la política son más de izquierdas o más de derechas? “Si nos centramos en los futbolistas que se han dedicado a la política, mayoritariamente no son de izquierdas. Es mucho más fácil dedicarse a la política habiendo sido futbolista desde opciones que apoyan el statu quo que al contrario”, argumenta, aunque admite que la mayoría de pronunciamientos mediáticos durante la etapa en el césped están vinculados a la izquierda.

MIEDO A PRONUNCIARSE

Algunos futbolistas, una minoría, han decidido hacer pública su ideología política durante su carrera pese a la amenaza no explícita de una imagen menoscabada.

Piqué, que no se ha pronunciado nunca a favor o en contra de la independencia de Catalunya, recibió durante años silbidos en prácticamente todos los estadios de la Liga. Incluso vistiendo los colores de la selección española. “Está claro que cuando alguien sale del statu quo le supone un cierto perjuicio. Mientras ir a jugar con la selección, si te eligen, es un acto político sin connotación negativa, cuando alguien sale de la norma establecida genera un prejuicio evidente”, comenta Usall, que destaca el ejemplo de Oleguer Presas, que le pidió a Luis Aragonés que no le convocara con la ‘Roja’ por sus ideales. “Cuando se manifestó políticamente le supuso la pérdida de determinados contratos comerciales. A lo largo de la historia hemos tenido muchos futbolistas a los que el miedo no les ha vencido y han decidido mantener sus convicciones ideológicas, como Oleguer”, concluye el escritor.

Otros ejemplos de futbolistas políticos: Gianni Rivera, el primer italiano en ganar el Balón de Oro con el Milan, fue diputado en el Parlamento de su país con Democracia Cristiana y miembro del Parlamento Europeo; el legendario Bebeto sigue siendo diputado en Río de Janeiro desde 2011, el exjugador y seleccionador belga Marc Wimots fue senador de 2003 a 2005 –hasta que se cansó–, el exatlético Tomás Reñones fue concejal en Marbella y, posteriormente, alcalde interino hasta que fue detenido y condenado por corrupción; mientras que el delantero Cuauhtémoc Blanco es ahora gobernador del estado mexicano de Morelos.

Quien no logró su objetivo fue Andriy Shevchenko, que se quedó sin representación parlamentaria en Ucrania en las elecciones de 2012.

Algunos futbolistas políticos en activo

Romário da Souza - Vicepresidente del Senado - Brasil

George Weah - Presidente - Liberia

Kakhaber Kaladze - Alcalde - Tiflis (Georgia)

Cuauhtémoc Blanco - Gobernador - Morelos (México)