La celebración que no fue

Hace 20 años, el Deportivo de La Coruña le fastidió el centenario al Real Madrid ganándole la Copa del Rey en el Bernabéu

Esa final de Copa será recordada para siempre como el ‘Centenariazo’

El Depor, celebrando la Copa del Rey

El Depor, celebrando la Copa del Rey / EFE

Adrià Soldevila

Adrià Soldevila

Estaba todo preparado. Incluso la Cibeles vallada esperando a los campeones de Copa tras un año histórico, el del centenario del club, que se iba a completar con la Champions League conseguida en Glasgow ante el Bayer Leverkusen, con ese golazo imposible de Zinedine Zidane. Madrid lo tenía todo a punto para celebrar el primer gran título del feliz aniversario blanco. La final, además, se llevó al Santiago Bernabéu para que los ‘merengues’ levantaran el trofeo ante su gente. Pero en ese césped saltó un segundo equipo con el que no contaba nadie, un conjunto que le amargó la celebración a un Real Madrid que nunca olvidará la noche del ‘Centenariazo’. Tampoco los culés, ni por supuesto los deportivistas. El 6 de marzo de 2002 –mañana se cumplen 20 años–, el Deportivo de La Coruña conquistó la Copa del Rey en territorio blanco y con todo dispuesto para que el Madrid de los ‘galácticos’ soplara las velas alzando su 18º título copero.

“Parecíamos unos invitados y éramos el Dépor”, reivindica a Sport Dossier el histórico capitán del conjunto gallego Fran González. “Ellos eran el Madrid de los ‘galácticos’ y los convirtieron en claros favoritos. Además, en su casa”, dice el excentrocampista. Pero empezó el partido y toda esa atmósfera de victoria blanca se esfumó. No habían pasado ni diez minutos cuando el catalán y experico Sergio González, actual entrenador del Cádiz, hizo enloquecer a una parte de la grada, la que iba vestida de blanquiazul. “Fue fundamental que allí hubiera 20.000 aficionados que nos apoyaran a rabiar”, recuerda Fran. Ese gol lo cambió todo. Sergio recibió un balón filtrado del goleador Diego Tristán, arrancó a correr hacia el área, se zafó del capitán del Real Madrid, Fernando Hierro, con un quiebro hacia la izquierda, y batió por debajo de las piernas a César Sánchez, portero titular en esa final. Era el minuto 6 de partido y el Bernabéu acababa de sufrir un primer varapalo. Un golpe del que ya no podría levantarse. La afición del Dépor era la que sonreía, mientras que los más de 40.000 merengues veían peligrar su gran fiesta.

Además, el Deportivo no se encontró ese gol por casualidad. Había salido valiente, al ataque, pensando en tener el balón y crearle peligro al Real Madrid desde el primer instante, mientras que los blancos iniciaron el encuentro completamente bloqueados. Puede que en el equipo blanquiazul hubiera una motivación extra. “Evidentemente estás motivadísimo cuando te enfrentas en una final a un equipazo como el Madrid, pero en el vestuario nos dolió muchísimo que no se contase con nosotros para competir en ese partido”, reconoce Fran, que no olvida cómo el madridismo lo tenía todo a punto antes del encuentro para celebrar una victoria que todavía no existía: “Cosas así siempre acaban entrando y afectando en un vestuario. Ves que no cuentan con nosotros, que la ciudad está lista, que la Cibeles la tienen preparadísima. Incluso querías hablar con algún jugador después del partido y te decían que no, que tenían que hacer la celebración. Esto nos hizo motivarnos quizás un pelín más. Nos sentimos heridos”.

El capitán, Fran González, recibió la Copa con el abrazo del entonces presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro

El capitán, Fran González, recibió la Copa con el abrazo del entonces presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro / EFE

Un Dépor experimentado

El Madrid estaba ya muy tocado de cara a un segundo tiempo en el que debía encomendarse a la épica, tan cercana siempre a los madridistas. Pero ese milagro no apareció y pese a que Raúl recortó distancias en el 58’, el equipo dirigido por Vicente del Bosque no pudo igualarle el resultado a un Deportivo que se mantuvo firme y con las ideas muy claras hasta el minuto 90. Y es que ese Dépor tenía experiencia en grandes partidos. Venía de varias temporadas de mucho nivel, habiendo ganado la Liga 99-00, habiendo quedado segundo en la siguiente y llevando un curso con resultados históricos en la Champions, con victorias en casa y fuera ante el Manchester United y el Arsenal. El Deportivo de Javier Irureta era un equipo trabajado que se coló entre los grandes de Europa durante varios años. “Teníamos muy buen equipo, llevábamos cierto tiempo compitiendo arriba, con experiencia y jugadores internacionales. Y de vez en cuando pegábamos algún susto en Europa. Éramos peligrosos”, comenta Fran. Y menudos sustos. Que se lo pregunten a la Juventus, a la que eliminaron en los octavos de final de la Champions 03-04, o al Milan, al que el Dépor remontó un 4-1 cosechado en San Siro con un 4-0 inolvidable en Riazor en cuartos. Ese equipo no se plantó en la final de milagro, cayendo solo por un gol ante el Oporto de Mourinho, que acabó levantando la ‘Orejona’.

Demasiada confianza

“Entendíamos cómo había que afrontar ese tipo de partidos”, recuerda el eterno capitán deportivista, que nombra varios de esos encuentros europeos a modo de ejemplo. “Poco se variaba respecto a otros partidos. Puede que algún jugador, pero no se hacían muchos retoques. Ya llevábamos cierto tiempo con Irureta de entrenador y sabíamos cómo encarar esos choques”, comenta el ‘10’. Ante el mejor Dépor en mucho tiempo, “fue un error que el Madrid se confiara”, dice el exfutbolista, que recogió la Copa de manos del rey Juan Carlos I para levantarla al cielo de Madrid. “Puede que incluso se autoimpusieran demasiada presión por lo que significaba jugar ese partido y por todo lo que lo rodeaba”, especula.

Todo el mundo había dado como favorito al Real Madrid. Los mismos jugadores lo tenían asumido. Sabían que debían celebrar el centenario ganando la Copa del Rey en su estadio. Pero no lo supieron gestionar. “Nunca puede haber un favorito en una final”, proclama Fran, que rememora esos días con satisfacción: “Por el simple hecho de presentarse el Madrid a la final cumpliendo sus 100 años ya no era una Copa normal, pero por distintas razones te salen bien las cosas y pasa lo que pasa. Fue muy difícil aislarse de todo lo que rodeó a ese partido, por no decir imposible. Lo analizas ahora y te das cuenta de que lo teníamos dificilísimo. Pero tuvimos la suerte de ganar”.