Brasil sigue siendo el rey

Se agranda la brecha: nueve de los últimos 13 equipos campeones de la Copa Libertadores son brasileños

La diferencia económica entre Brasil y Argentina condiciona el rendimiento de sus clubes

El Flamengo ha sido el reciente campeón de la Libertadores

El Flamengo ha sido el reciente campeón de la Libertadores / AFP

Adrià Soldevila

Adrià Soldevila

Flamengo tocó el cielo de Sudamérica el pasado sábado. El gol de Gabriel Barbosa en los minutos finales de la primera parte confirmó el tremendo potencial de los ‘Rubronegros’ y del fútbol brasileño en general en la esfera latinoamericana.

El Fla levantó la tercera Copa Libertadores de su historia, la segunda en cuatro años, tras haber perdido la final de la temporada 2020-21 ante Palmeiras, bicampeón continental en los dos últimos cursos. Ya son cuatro trofeos consecutivos que acaban a manos de Brasil. Y nueve de los últimos 13, en una hegemonía que empezó en 2010 con la victoria de Internacional de Porto Alegre, ese divertido conjunto que pinchó el globo en la fiesta del Barça de Ronaldinho en el Mundial de Clubes de 2006, tras conquistar el cuadro azulgrana su segunda Liga de Campeones, en París.

Cuatro años después de aquella gesta, Internacional volvió a levantar la Libertadores –ya sin Alexandre Pato– para dar inicio a una tiranía que se mantiene con puño de hierro tras la victoria de Flamengo del pasado fin de semana.

En los últimos 13 años, solamente River Plate ha sido capaz de competirle la Libertadores en dos ocasiones a los equipos brasileños. La última, en 2018, en esa histórica y triste final ante Boca Juniors que se acabó decidiendo en el Santiago Bernabéu tras los graves incidentes acontecidos en Buenos Aires entre las aficiones de ‘Millonarios’ y ‘Xeneizes’.

San Lorenzo, también de Argentina, y Atlético Nacional, de Colombia, se suman a esa excepción de River, aunque ninguno de los dos ha podido siquiera llegar a otra final. Internacional, Santos, Corinthians, Atlético Mineiro, Grémio, Palmeiras y Flamengo (estos dos últimos por partida doble) copan los títulos brasileños y se equiparan a los diez en 12 años de los equipos argentinos en el período de 1964 a 1975.

La brecha de títulos abierta en 2010 se hace todavía más profunda tras la victoria de un Flamengo que confirma que los clubes brasileños siguen sin rival deportiva y económicamente. “Hay mucha diferencia en el aspecto económico entre los grandes equipos del fútbol brasileño, como Palmeiras, Flamengo, São Paulo o Corinthians, y los grandes equipos argentinos”, explica a Sport Dossier el entrenador, ex de Flamengo, Domènec Torrent.

“Los mejores jugadores argentinos están en Europa porque son clubes vendedores. Los brasileños también venden, pero con cuentagotas; los pueden aguantar más tiempo. Si no se les paga muchísimo, retienen a sus estrellas”, argumenta el técnico de Santa Coloma de Farners. Ex del Galatasaray, el que fuera ayudante durante muchos años de Pep Guaridola en el Barça, el Bayern y el Manchester City dirigió en 2020 al actual campeón continental.

Flamengo puede fichar y retener a los mejores futbolistas brasileños, como Pedro, Filipe Luis, David Luiz, ‘Gabigol’ o el uruguayo De Arrascaeta, porque no tiene necesidad de vender. Ahí está la gran diferencia”, comenta Torrent.

Esta temporada, además de los ya nombrados por el técnico catalán, Flamengo ha tenido en sus filas a varios deportistas que han pasado buena parte de su carrera en Europa: el portero Diego Alves, los centrocampistas Erick Pulgar, Arturo Vidal o Diego Ribas o el siempre desequilibrante Éverton.

Un equipo muy potente que arrasó en la fase de grupos ante Talleres (Argentina), Universidad Católica (Chile) y Sporting Cristal (Perú); que le endosó un 8-1 global a Deportes Tolima de Colombia en los octavos de final; que venció 3-0 a Corinthians en los cuartos y que pasó por encima de Vélez Sarsfield en las semifinales, con un 6-1 global.

La economía siempre ha sido un factor clave para el éxito deportivo. No siempre reinan los más ricos, y si no que se lo pregunten al PSG, al Manchester City o al Chelsea de Roman Abramovich, que tardó nueve años en levantar su primera Champions League desde la compra del conjunto ‘blue’ en 2003; pero el dinero siempre ayuda. La brecha, en ese aspecto, incluso puede que sea mayor a la distancia meramente deportiva.

“El potencial económico que tienen ciertos clubes hace que puedan estar uno o dos peldaños por encima de los demás países”, reconoce Torrent, una circunstancia que también apunta el periodista argentino de TyC Sports Patricio Burlone: “En 2019, el dólar valía 36 pesos. Ahora, el dólar cuesta 160 pesos. Pero además, ese precio es irreal.

La cotización oficial es de 160 pesos, pero pocos tienen acceso al dólar y se está comprando por 300. Ahí se entra en un problema, porque el precio real es de 300, pero si un equipo vende a un jugador por un millón de dólares, cuando ese dinero entra en Argentina aparecen en la cuenta bancaria del club 160 millones de pesos, en vez de 300 millones”.

A ese problema hay que añadirle, además, que los clubes argentinos trabajan generalmente en pesos y que algunos futbolistas exigen tener contratos en dólares. “Estamos muy mal económicamente y a los equipos argentinos nos cuesta traer figuras y sostenerlas. En cambio, Brasil trae a jugadores de Europa y, en algunos casos, incluso paga mejores sueldos. Ese es el principal motivo del dominio brasileño. Solamente River y Boca le pueden competir a los brasileños, pero solo porque se ganaron el respeto y normalmente forman buenos equipos”, comenta Burlone.

“Una referencia en Argentina como es River ha vendido en las últimas ventanas a sus mejores jugadores, mientras que los equipos de Brasil pueden fichar tranquilamente a jugadores extranjeros y retener a aquellos que destacan”, apostilla Torrent.

Fútbol más europeo

Otro factor del dominio brasileño es el deportivo. Además de disponer de plantillas con jugadores consolidados y con experiencia, los equipos de la mitad este de Sudamérica han mantenido una evolución constante en el juego. Hace diez años, el 4-4-2 con un cuadrado en el centro del campo era prácticamente incuestionable en los conjuntos que tenían opciones de disputar las competiciones continentales. Ahora, esa inmovilidad ya es historia.

“La principal cualidad es la mezcla entre la mejora física y el fútbol técnico de los brasileños”, manifiesta Domènec Torrent, que asemeja el juego “al estilo del fútbol europeo”, con la presión alta y la voluntad de construir desde atrás como medidas innegociables: “Muchos equipos brasileños te vienen a buscar, te aprietan, son agresivos sin balón. Intentan sacar la pelota desde atrás y tienen un ritmo de juego algo superior al resto. Si a todo esto le sumas la calidad que ya poseen de por sí sus futbolistas, tienes la realidad de las últimas temporadas, donde son bastante superiores al resto de equipos del continente”.

Torrent considera, además, que en países como Argentina o Uruguay el fútbol no se ha actualizado ni ha evolucionado. “Cuando veo estos países, sin menospreciarlos, veo lo mismo que veía hace 15 años, con la mayoría de equipos jugando en 4-4-2, con un rombo y la típica figura del enganche. Además, normalmente reculan y te esperan en bloque medio o bajo, recurriendo al contragolpe como única opción de ataque”, apunta el técnico gerundense.