A los 91 años
Muere Jane Goodall, la primatóloga que aprendió a hablar con los chimpancés y que puso a los humanos ante un espejo
La primatóloga británica ha fallecido por causas naturales en California, donde estaba dando conferencias

La primatóloga Jane Goodall durante las conferencias de la séptima edición de Starmus. / / MAX ALEXANDER - STARMUS
Valentina Raffio
El mundo entero llora este miércoles la muerte de la primatóloga británica Jane Goodall, la científica que aprendió a hablar con los chimpancés y que, gracias a ello, puso a los humanos ante un espejo. Llora la comunidad científica por haber perdido a una de sus referentes más célebres y queridas de todos los tiempos. Lloran los ecologistas y animalistas por la pérdida de una defensora acérrima de la naturaleza que no solo hablaba de la importancia de cuidar el planeta sino que también reivindicaba la necesidad de cuidar y respetar todas las formas de vida. Lloran quienes habían crecido con su imagen como referente, quienes la conocían por sus documentales y quienes buscaban en sus palabras un resquicio de esperanza para seguir luchando por lograr un planeta mejor para todos. Y tal y como le gustaría pensar a Goodall, también lloran los chimpancés que compartieron décadas a su lado y que le demostraron que el amor no entiende de especies.
Según ha confirmado este miércoles el 'Jane Goodall Institute', la red de centros globales que ella misma había fundado para promover medidas de conservación, Goodall ha fallecido a los 91 años por causas naturales. La primatóloga se encontraba en California para impartir una de las muchas conferencias que tenía previstas por Estados Unidos para defender, ahora más que nunca, "la protección y restauración del mundo natural". Y es que ella siempre había defendido que una cientifica, más allá de su trabajo académico, debía alzar la voz para defender aquello en lo que creía. Sobre todo en momentos como ahora en los que, contra todo pronóstico, defender causas climáticas o medioambientales se ha convertido en un reto sin precedentes.
Una vida dedicada a los animales
La historia de Jane Goodall empieza en Londres en el año 1934. Nacida en el seno de una familia humilde, se dice que se crió con un peluche de chimpancé que le regaló su padre y con el sueño de algún día viajar a África para conocer en persona estos fascinantes animales. El destino quiso que en 1958, con tan solo 22 años, conociera a Louis Leakey, el célebre paleontólogo y arqueólogo que le encargó su primera campaña de observación de chimpancés en Tanzania. Fue entonces cuando, por primera vez, Goodall se vio cara a cara con estos primates, estableció una conexión emocional con ellos y, en contra de los protocolos científicos de la época, empezó a ponerles nombre y, por primera vez, a estudiar su compartamiento desde la empatía y no desde la superioridad humana.
Goodall fue pionera en demostrar que los chimpancés utilizan herramientas para obtener y preparar su alimento, un rasgo que hasta entonces se creía exclusivo de los seres humanos. También fue la primera en documentar que estos animales viven bajo estructuras sociales complejas, que cada individuo tiene una personalidad propia y que son capaces de expresar emociones como alegría, tristeza, miedo o afecto, tal como lo hacemos nosotros. Sus observaciones desvelaron, además, que estos animales tienen un lado oscuro y que, llegado el caos, pueden tener conductas violentas, desencadenar guerras entre clanes y hasta tener comportamientos caníbales. Una vez más, como nosotros.
Jane hablaba de sus chimpancés por nombre propio y se negaba a tratarlos como números o como objetos de estudio. Contaba que, por ejemplo, David Greybeard fue el primer chimpancé con quien estableció una amistad ya que, cuando aún estaba familiarizándose con el grupo, fue él quien se acercó a ella para recoger un plátano y quien, por primera vez, sostuvo su mano en señal de afecto. Después le siguieron otros individuos como Flo, una hembra fuerte y protectora; su hija Fifi, a la que Jane vio crecer durante años; Mr. McGregor, con su carácter reservado; o Goliath, con su imponente presencia. Estando a su lado documentó comportamientos que nos resultaban profundamente familiares como abrazos de reencuentro, besos de de afecto, palmadas en la espalda para tranquilizar a un compañero o incluso juegos de cosquillas entre madres e hijos.
A lo largo de su vida, Jane Goodall recibió numerosos premios y distinciones tanto su labor científica como por su incansable activismo ambiental y humanitario. Fue nombrada Dama del Imperio Británico, mensajera de la Paz de Naciones Unidas y galardonada con más de 40 doctorados 'honoris causa' en universidades de todo el mundo. Entre sus reconocimientos destacan el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, el Premio Internacional Catalunya de la Generalitat, la Medalla Hubbard de la National Geographic Society, el Premio Kyoto y la Legión de Honor francesa. Estos homenajes consolidaron su figura no solo como pionera en la primatología, sino también como una de las voces más influyentes en la defensa del planeta y de todas sus formas de vida.
Vía: El Periódico
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