Se rompió el hechizo...

Toni Frieros

Toni Frieros

Veintisiete partidos después, la selección española de fútbol claudicó. Y lo hizo en un estadio, el Benito Villamarín de Sevilla, donde ahora hará 35 años escribió la mayor gesta de su historia: el 12-1 a Malta. Una derrota dolorosa por muchas razones. Primero, porque el equipo de Luis Enrique venía enamorando, convenciendo y postulándose como una selección  de gran futuro..

Y segundo, porque por primera vez desde que España juega a este deporte, se marchó al descanso habiendo encajado tres goles en su propia casa (0-3). El precedente más parecido se remonta a junio de 1963, cuando Escocia, que acabó ganando 2-6, cerró el primer tiempo con un contundente 2-4. Era la época de los Amancio, Adelardo, Zoco.

Ha llovido mucho desde entonces y se hace difícil explicar cómo una selección puede pasar, de la noche a la mañana, de hacer un fútbol primoroso a cometer tantos errores de bulto en solo cuarenta y cinco minutos.

La propuesta de Luis Enrique, posesión, presión y posición, no tuvo red protectora en el estadio bético, porque  careció del antídoto necesario para curarse del virus inglés: el contragolpe.

Dos pérdidas de balón en la zona noble y un pelotazo largo del meta Pickford bastaron para que el dibujo defensivo de España saltara por los aires hecho añicos... y sus hombres de retaguardia, retratados. De forma muy especial Sergio Ramos y Nacho, que a estas horas del martes todavía están buscando a Kane.

Nadie hubiera dicho, antes de empezar la contienda, que el equipo que había sido capaz de poner patas arriba Wembley, y de humillar con seis goles a la subcampeona de Rusia, Croacia, cometería el pecado de soberbia de ignorar el gran peligro inglés.

A favor del combinado nacional, eso sí,  hay que reconocerle el mérito de exhibir amor propio y orgullo. Herido en su moral, supo reaccionar en el segundo tiempo donde, de haber tenido un pelín de suerte, tal vez hubiera podido igualar el marcador. Le fue de un pelo. Y de un penalty cometido sobre Rodrigo que no se señaló.

En esa épica, en la búsqueda de lo imposible, volvió a aparecer Paco Alcácer, que transformó en gol el primer balón que le tocó nada más ingresar en el terreno de juego. Toda la magia que le faltó en el Barça la está esparciendo lejos del Camp Nou. Impresionante su racha goleadora con el Dortmund y con España.

Y ahora, las cábalas. La calculadora. La cosa es muy sencilla. España depende de sí misma para estar en la Final Four de  la UEFA Nation League que se disputará en junio. Es decir, las cuatro mejores selecciones de los cuatro grupos de esta Liga A que se ha sacado de la manga la UEFA. Si España perdiera, incluso Croacia podría acabar primera de grupo si después va a Wembley y derrota a Inglaterra el 18 de noviembre.

El 15 de noviembre, la España de Luis Enrique, el seleccionador que le había devuelto la magia y la ilusión al combinado nacional, afrontará su primer gran reto. Calidad hay a raudales, pero como siempre, la velocidad sin control no es suficiente.