Las normas de Luis Enrique en la Roja

Jordi Gil

Jordi Gil

La preparación del Mundial en la Academia de Krasnodar, en Rusia, tuvo muchos lunares que Luis Enrique se ha encargado de corregir. Fernando Hierro dio mucha libertad a los futbolistas y bajó en exceso el pistón. El resultado se acabó plasmando en el campo con un equipo plano al que le faltaba una marcha. La historia con Lucho será distinta, aunque ello tampoco es garantía de buenos resultados.

Para empezar, las sesiones han dejado de ser vespertinas. En Krasnodar se entrenaba a partir de las 19.00 h. de forma mayoritaria en un costumbre que Lopetegui interrumpió a medias y que se había instaurado en la última época de Del Bosque. Los jugadores tenían las mañanas libres para activarse por su cuenta o simplemente descansar.

Esta semana, en cambio, todos los entrenamientos son a las 10.00 h. en Las Rozas. La única excepción será en el entrenamiento oficial en Wembley del viernes por la tarde. Con esta sesión no se acaba el trabajo, ya que posteriormente continúan con ejercicios específicos de gimnasio y con reuniones de vídeo para analizar a los rivales, en este caso Inglaterra y Croacia.

Viaje de Londres a Elche

La línea de trabajo recuerda más a la de un club que al de una selección, donde reina a menudo cierta condescendencia. El equipo se concentró ya el lunes al mediodía, cuando era habitual hacerlo por la noche y será raro que los futbolistas abandonen el hotel de Las Rozas. El tiempo libre será menor y después de jugar en Londres no se volverá a Madrid, como ocurría hasta ahora. La expedición viajará directamente a Elche, por lo que las horas libres con las familias o amigos en la capital quedan abortadas.

Otra obsesión de Luis Enrique es la sana convivencia del grupo. Quiere que los jugadores interactúen y ha restringido el uso de los móviles para que no estén todo el día enganchados al terminal. En las comidas ya no se ven los teléfonos encima de la mesa.

Bromas e intensidad

La medida no va encaminada a instaurar un régimen estricto, sino a fomentar la conversación y buen rollo. En este sentido, Luis Enrique es el primero que se ha sumado a las bromas. El asturiano combina las risas con la intensidad de los ejercicios con balón. Todo ello supervisado en vídeo gracias a las grabaciones efectuadas desde un andamio que ya utilizaba Lopetegui.