Krasnodar, la gran olvidada

Imagen aérea de Krasnodar

Imagen aérea de Krasnodar / sport

David Rubio

David Rubio

La Roja llegó ayer a Krasnodar, donde instalará su cuartel general en la fase de grupos y posiblemente hasta unos hipotéticos cuartos.

Fundada en 1792 como Yekaterinodar en honor de la emperatriz Catalina (Yekaterina en ruso), Krasnodar es la capital del krai (región) del Kuban y tiene una curiosa etimología. ‘Krasno’ significa rojo (o bonito en ruso antiguo) y ‘dar’, regalo. Situada totalmente al sur de Rusia, Krasnodar destaca por su clima cálido y roza los 900.000 habitantes, muchos de los cuales ‘emigran’ los fines de semana a la playa de Dzhugba (Mar Megro), a 120 kilómetros.

A orillas del río Kuban, el cuartel general de La Roja está unos 1.300 km al sur de Moscú. Adler (Sochi), sede del ‘estreno’ ante Portugal el 15-J, se halla a 300 km de Krasnodar, la gran olvidada del Mundial en una decisión con más condicionantes geopolíticos y económicos que deportivos. De hecho, hasta el pasado verano era junto a Moscú la única ciudad con dos equipos en la Premier Liga: el histórico Kuban (ahora malvive en la segunda categoría) y el FK Krasnodar, fundado hace 10 años al amparo del su multimillonario presidente Serguei Galitski y cuarto en la pasada Liga (repetirá en la Europa League).

Fundador de Magnit (los supermercados de moda en Rusia), Galitski ha invertido ingentes cantidades en el club y ha apadrinado la construcción de una magnífica ciudad deportiva, la Akademia. Allí vivirá La Roja al menos hasta fin de mes. Incluso se ha instalado una carpa para que los medios de comunicación españoles puedan trabajar dentro del recinto. Es inexplicable que no sea sede Krasnodar, una de las ciudades rusas que vive el fútbol con más pasión. ¿El motivo? Explotar el Estadio Fisht, que acogió la apertura y clausura de los Juegos de Invierno de Sochi’16 y cuya utilidad se reduce a servir de tribuna para el Gran Premio de Fórmula 1.

Tras la desaparición del Zhemchuzhina en 2013, Sochi no tiene equipo de fútbol profesional y tiene uno de hockey hielo (KLH, Liga Continental), que disputa los partidos en el Pabellón Olímpico. Por tanto, España gozará de todas las comodidades alejada del furor mundialista. En cuanto a la temperatura, se esperan unos 30 grados por el día y 17 por la noche. A nivel deportivo, en Krasnodar también destaca el Lokomotiv Kuban de baloncesto, equipo del que llegó Giorgios Bartzokas al Barça en 2016 tras eliminarlo en cuartos en la anterior Euroliga.

Además, el Kuban de voleibol masculino fue campeón de la Copa CEV en 2015 y 2016 y el Kuban de rugby a 7 ganó la Copa de Campeones de Europa en 2016). Krasnodar no tiene metro (en la URSS se construía cuando las ciudades llegaban al millón de habitantes), pero sí una extensa red de tranvías y autobuses. Tampoco es una ciudad turística, aunque merecen la pena las iglesias de Santa Caterina y San Jorge, la Krasnaya Ulitsa (Calle Roja) con su Monumento a Shura y Lidochka o el Solnechni Ostrov Park (Parque de la Isla Soleada).