España recupera el gol

Los jugadores de La Roja hacen piña tras anotar uno de los tantos conseguidos ante Gales

Los jugadores de La Roja hacen piña tras anotar uno de los tantos conseguidos ante Gales / EFE

Alba López

Desde que Luis Enrique se hizo cargo del banquillo en sustitución del interino Fernando Hierro, La Roja vuelve a sonreír. Lo evidencian los números (tres victorias en tres partidos ante Inglaterra, Croacia y Gales) y también las sensaciones que el equipo transmite. Si en el Mundial de Rusia la selección divisaba la portería como un anillo de bodas, ahora la ve como una piscina. 12 goles en tres partidos son los guarismos del combinado nacional desde que el asturiano tomó el mando de la nave instalando la meritocracia dentro del grupo.

Los números

Porque Luis Enrique no se casa con nadie y esa es una de las claves de la resurrección de un conjunto que parecía muerte en el pasado Mundial de Rusia, donde a las órdenes de Fernando Hierro España sólo consiguió anotar siete goles en cuatro partidos (1,75 por choque). Desde entonces, los números son verdaderamente arrolladores. La Roja promedia cuatro goles por noche y han conseguido ver puerta hasta siete jugadors distintos —RodrigoAlcácerSaúl Ramos (2 goles cada uno) e IscoBartra Asensio uno por cabeza—.

El resultado es una España mucho más coral que ya no depende de la inspiración de sus delanteros, otrora sostén del equipo en la época de los David VillaFernando Torres o David Silva. Obviamente, los puntas siguen mojando, pero ahora también lo hacen los centrocampistas e incluso los defensas, que han sabido convertir la pizarra de Lucho en una fuente de petróleo.

Los motivos

Otro de las causas que han catapultado a La Roja al momento dulce que vive es la seguridad defensiva que transmite el equipo a pesar del trauma que supuso la pérdida de Gerard Piqué, un jugador insustituible pero cuyo vacío han sabido llenar futbolistas como NachoBartra Íñigo Martínez. Prueba de ello es que en los últimos tres encuentro España sólo ha recibido dos tantos, uno ante Inglaterra y otro el jueves ante Gales. 

La irrupción de Rodri también ha supuesto un soplo de aire fresco para el equipo. El centrocampista del Atlético de Madrid no es Busquets, pero está aprendiendo a serlo a marchas forzadas y no se puede decir que lo esté haciendo nada mal. Tiene una escuadra y un cartabón en la cabeza y cada vez que salta al terreno de juego ofrece síntomas de una madrurez impropia para un chaval de su edad. 

Por último, después de ofrecer la peor imagen de su carrera en un Mundial que ha decidido enterrar para siempre, David de Gea va recuperando la confianza perdida gracias a la mano de Luis Enrique. Le hace sentirse fijo, titular, incluso en el amistoso ante Gales durante la primera mitad antes de premiar el trabajo de Kepa en la segunda. Le sirvió al meta madrileño para extender una racha que le va haciendo reencontrarse consigo mismo como internacional. No fue exigido por Gales y aumenta a 215 minutos el tiempo sin encajar un gol. La nueva prueba exigente será Inglaterra el lunes en Sevilla en un día en el que España puede firmar el pase a la fase final de la Liga de las Naciones.