España, cerca del abismo

La selección aún depende de sí misma pero jugará una final ante Eslovaquia en el tercer partido

Morata y Gerard Moreno fueron titulares pero esta vez además de contundencia faltó juego

Dídac Peyret

Dídac Peyret

España ya siente el vértigo del fracaso. Dos partidos, dos empates y una obligación: ganar el próximo partido ante Eslovaquia para no hacer cuentas imposibles. España vive en el alambre. La selección está instalada en la sala de pensar. En la de rumiar y darle vueltas a las ocasiones falladas y errores. En la de ponerse en lo peor. En la posibilidad real, con solo dos puntos, de irse a casa a las primeras de cambio.

Ya es oficial: España tiene un problema con el gol en esta Eurocopa. Le cuesta un mundo marcar y no solo es cosa de Álvaro Morata. Al delantero le persigue una fama de futbolista volátil. De ser un delantero que necesita que todo lo que le juegue a favor para disfrutar del fútbol. También de ser un ariete de rachas. 

La etiqueta de jugador frágil le acompaña desde hace años, a pesar de haber tenido la valentía de reconocer que había estado cerca de una depresión o de marcar diferencias en equipos como el Madrid o la Juventus. También con la selección, donde ya acumula 20 goles en 42 partidos disputados, el jugador que menos encuentros ha necesitado para llegar a esa cifra desde Villa con La Roja. El último tanto ayer ante Polonia con mucho ruido de fondo. De nuevo bajo sospecha y con suspense, porque el gol fue anulado inicialmente por fuera de juego. 

Morata celebró el gol en diferido, pero se acordó de Luis Enrique, el mismo que dijo aquello de “Morata y diez más contra Polonia”. El mismo que, con Gerard Moreno en el once, mantuvo la confianza en el jugador de la Juve. Pero Morata fue más Morata que nunca. Y al gol inicial le sucedieron varias ocasiones falladas que alimentarán el debate los próximos días.  

España no solo tuvo un problema de gol ante Polonia. A la selección le faltó también juego, y a diferencia del debut, no arrolló a un rival que supo defenderse. A los de Luis Enrique les faltó ritmo para atacar. Ni fue una selección que abrumó a su rival ni por intensidad ni por su ritmo de balón. El asturiano solo introdujo un cambio en el equipo. Se cayó Ferran Torres y entró Gerard Moreno, el jugador que todo el mundo pedía. 

El delantero del Villarreal tuvo buenos minutos pero también se contagió de la falta de precisión en el remate. España volvió a estrellarse contra un muro, pero sobre todo con su manifiesta incapacidad para ser contundente.

Moreno tuvo la posibilidad de volver a adelantar a España. Pero con el 1-1 falló una pena máxima. El banquillo de España no se lo podía creer. La jugada fue un pequeño thriller. Primero porque el árbitro no vio el pisotón al tobillo de Gerard Moreno en el área. Y después porque, una vez intervino el VAR y se concedió el penalti, España desaprovechó dos situaciones clarísimas de gol. Primero Gerard, que envió al palo el balón por querer ajustar demasiado el tiro. Y, después, Morata, que se encontró el balón encima tras el rechace y no golpeó bien la pelota. 

Fue una de las imágenes de un equipo frustrado, que salió de La Cartuja instalado en las dudas y lamentando el estado del césped. “Estamos jodidos”, reconoció Jordi Alba, que insistió en la necesidad de creer en ellos mismos para sacar adelante esta Eurocopa. “El fútbol nos debe una”, añadió Rodri.

Así de cuesta arriba esta el asunto para España. Jugándose una final contra Eslovaquia en el tercer partido de la fase de grupos. Ni en las peores previsiones se esperaba que España estuviera tan cerca del abismo a estas alturas del campeonato.