El 'Milagro de la Cultu', con acento galaicocatalán

Mourelo y Rubén de la Barrera, durante un partido de la Cultural

Mourelo y Rubén de la Barrera, durante un partido de la Cultural / sport

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

El fútbol da muchas vueltas. Muchísimas. Y si no, que se lo pregunten a Abel Mourelo. Formado en Galicia (una especie de Pepe Rubianes en versión entrenador), después de haber dirigido en Cataluña al juvenil del Mataró, al primer equipo del Mollet y haber hecho de ayudante de Manolo González en Badalona, notaba que, con 41 años, dos hijos y ejerciendo al mismo tiempo la profesión de biólogo marino, como máximo le quedaba cuerda para una experiencia más.

Fue entonces cuando recibió la oportuna llamada de Rubén de la Barrera. Se conocían desde hacía muchos años, cuando coincidieron, uno como entrenador y el otro como jugador, en el fútbol gallego. De la Barrera, un jovencísimo técnico emergente, había recibido la propuesta de hacerse cargo del nuevo proyecto de un histórico en horas bajas como la Cultural Leonesa. Su energía le convenció al instante. "Evidentmenete era una decisión trascendental para mí. Tenía que dejar a la familia en Barcelona, pero no solo eso. Me ofrecían un sueldo de Segunda B, obviamente, lo que significaba que con él podría vivir y gracias. Pero la verdad es que me embarqué porque realmente me apetecía vivir la experiencia", nos comenta Mourelo.

UN FÚTBOL CON IDENTIDAD

Era mayo de 2016 y había mucho por hacer. "Rubén es, para mí, uno de los entrenadores con más proyección del fútbol español. Tenemos una manera de entender el fútbol muy parecida y así lo quisimos aplicar desde el primer momento en la Cultural", asegura Mourelo. Un año antes, en 2015, Aspire (un proyecto qatarí gubernamental construido para el Mundial de 2022) había salvado al club de la desaparición. Aspire, que ya cuenta en Bélgica, por ejemplo, con el Kas Eupen, tenía otro club asociado en Europa para enviar a sus jóvenes jugadores con el punto de mira puesto en la cita mundialista que acogerá dentro de cinco años.

"Sufrimos un bache la temporada pasada y perdimos el liderato, pero jamás abandonamos el estilo; creo que eso nos dio el ascenso"

Con los medios necesarios y una buena inversión, Mourelo y de la Barrera ascendieron al equipo con una identidad propia y, lo más importante, reengancharon a la gente de León: "Fue realmente emocionante. Empezaron viniendo 1.400 espectadores y al final hicimos cuatro o cinco llenos de más de 13.000 personas. Para nosotros fue el mejor premio". La 'Cultu' realizó una primera vuelta para enmarcar, "prácticamente perfecta", según el galaicocatalán. "En la segunda pasamos por un pequeño bache. Rubén y yo teníamos claro que no íbamos a variar el rumbo a pesar de haber perdido el liderato y creo que ese punto fue clave".

Los pinchazos al final de Racing y Celta B y la regularidad leonesa les catapultaron hasta la primera plaza final. "Estábamos a dos partidos de la gloria, de lograr algo que nadie había hecho durante más de cuatro décadas". Y así fue como, tras superar al Barça B en la elimiantoria de campeones, se desataba la euforia en Leon. "Sinceramente fue la guindilla, pero no por ello estoy más orgulloso de haber tomado la decisión. En caso de no haber ascendido, estaría ahora mismo tan satisfecho como lo estoy entrenando al equipo en Segunda, de verdad". Es innegable, eso sí, que el premio de jugar en El Molinón, en Vallecas, en el Carranza o en La Romareda es bastante suculento. "Hay un gran salto en cuanto a profesionalización. Por las normativas de los estadios, el control salarial, todo. La verdad es que, por ejemplo, estar en el banquillo de Vallecas (ahí jugó el pasado domingo la Cultural), uno de mis estadios favoritos de siempre, es increíble". 

La Cultural es a estas alturas una de las sensaciones en La Liga 123. Tras el regreso a la categoría de plata 43 años después, los leoneses tienen 10 puntos, sólo uno por debajo del líder. Y, lo más importante de todo, con una identidad que se mantiene intacta.