Los trabajadores del Reus, molestos con los nuevos propietarios

El Reus, expulsado de LaLiga

El Reus, expulsado de LaLiga / Perform

Xavi Turu

Los trabajadores del Reus han dicho basta. El conjunto de la capital del Baix Camp continúa su particular lucha para poder reducir la sanción impuesta por LaLiga, mientras que los trabajadores del club, tanto la dirección deportiva, el cuerpo técnico del primer equipo y del filial, personal del fútbol base y de las oficinas, han expresado en un comunicado el malestar de todos ellos en referencia a los actuales mandatarios de la entidad catalana.

Después de días y días sin hablar, han llegado al punto y final, queriéndose manifestar a través de diferentes puntos en los que reclaman normalizar esta complicada situación financiera del Reus.

Con la llegada de los Onolfo a las instalaciones rojinegras, se pensó que, poco a poco, todo volvería a entrar en cierta normalidad. Son ya cinco meses sin cobrar y pese a las promesas que hicieron los americanos cuando aterrizaron en Reus, sigue el culebrón con las nóminas atrasadas de todos los empleados del club.

Ellos continúan haciendo su trabajo pero no han visto aumentadas sus cuentas bancarias. Tal y como se destaca en el escrito: “Han sido constantes las mentiras y las falsas promesas tanto del antiguo propietario, Joan Oliver, como del actual Clifton Onolfo, ambos tenían la intención de salvar el club y los puestos de trabajo y ninguno de los dos ha cumplido”.

Siguen las mentiras en “Can Reus”

En la asamblea del pasado 8 de febrero, en la que se vieron las caras los accionistas minoritarios y Onolfo, los nuevos dueños destacaron que durante la semana próxima a esa reunión empezarían a gestionar todo el tema de los pagos y finalmente no ha sucedido de esa manera. Las promesas de los americanos quedaron tan solo en palabras, dejando a un lado todos los hechos más pragmáticos.

Los más perjudicados en todo este serial que empezó Joan Oliver, siempre han sido los empleados, donde han llegado a realizar largas jornadas de trabajo de más de 10 horas, además de estar prácticamente pegados a sus teléfonos móviles para intentar ayudar en cualquier cosa que necesitaran los propietarios.

Para finalizar, los trabajadores también hicieron hincapié en el hecho de desconocer por completo cuál será el futuro proyecto del Reus. Los americanos llegaron a la ciudad catalana prometiendo un gran abanico de factores y después de largos días en Reus, todavía no han empezado a cumplir lo prometido. Por el momento, cada vez se parecen más a Oliver.