La psicóloga nos da las claves: ¿Cómo afrontar el duelo perinatal?

El duelo perinatal es una realidad. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) es aquella que ocurre a partir de la semana 28 de gestación, aunque otras fuentes la fechan en la semana 24, tanto antes como durante el parto.

Si es antes de esa semana hablamos de muerte fetal o gestacional. Se estima que cada año se producen dos millones de fallecimientos prenatales, es decir, uno cada 16 segundos.

En nuestro país, la tasa de mortalidad perinatal se sitúa dentro de la media europea. El Instituto Nacional de Estadística (INE) especifica que ocurre en cuatro por cada mil nacimientos. Como señala la OMS, “más del 40% de la totalidad de las muertes perinatales ocurren durante el parto, una pérdida que podría evitarse con una atención de mejor calidad durante el parto”.

El pasado mes de abril, Cristiano Ronaldo y Georgina Rodríguez anunciaron a través de las redes sociales el fallecimiento de uno de sus bebés. “Es el dolor más grande que unos padres pueden sentir”, anunciaban en sus cuentas de Instagram. 

La muerte del hermano mellizo de su hija suponía, sin duda, un revés en sus vidas. “Solo el nacimiento de nuestra hija nos da la fuerza para vivir este momento con algo de esperanza y felicidad. Estamos devastados por esta pérdida y rogamos privacidad en este duro momento”. 

La muerte fetal intrauterina de uno de los gemelos es más frecuente de lo que parece, ya que ocurre entre el 1% y el 7% de los embarazos gemelares. 

Esto sucede, sobre todo, cuando los fetos proceden de un solo óvulo, lo que se conoce como monocigóticos. Y las estadísticas así lo señalan. La probabilidad de muerte o pérdida perinatal en un embarazo gemelar o de mellizos es seis veces más alta que en una gestación de un solo bebé.

Y el fallecimiento de uno de los mellizos de la pareja ha puesto el foco sobre el duelo perinatal, del que apenas se habla. 

Inés Valderrábano, psicóloga en el Instituto Psicológico Claritas, explica a

‘Guías de Salud’

que:

• "Esta pérdida se da en el mismo proceso en que se está generando la vida, lo cual hace que tenga una carga emocional distinta. Es un momento especialmente delicado, ya que hay una gran carga hormonal que acompaña a la madre".

La muerte del bebé, ya sea en el útero o al poco de nacer, provoca que todas las expectativas se detengan. Las hormonas que se generan durante el

embarazo

, además, hacen que la madre esté más vulnerable. 

• "La prolactina se genera para crear un vínculo con el bebé, pero ante la pérdida aparecen las hormonas del estrés como el cortisol y la acetilcolina, las cuales van en dirección opuesta a generar unión".

Una ‘batalla’ de hormonas y tristeza que trasciende más allá de la gestante: a su pareja. "Es la otra persona doliente, con sus expectativas, deseos e ilusiones, pero que en este momento suele tener que desempeñar el duro papel de ser quien ‘tira hacia adelante’ porque, en general, la mujer no puede". 

Cómo despedir al bebé fallecido

Los recuerdos del bebé, según algunos expertos, puede ser una forma de afrontar el duelo. Ya sea una fotografía o las huellas de las manos o los pies. También se puede guardar el brazalete hospitalario del bebé o la manta con la que estuvo envuelto. 

"Nos podemos apoyar en ella, y guardarlo como un tesoro durante la elaboración del duelo. Esto nos ayudará a sentir que estamos conectados con ese bebé, que no se ha ido del todo, sobre todo si es antes del parto. Poco a poco esto dejará de ser necesario e irá pasando a otro lugar".

Duelo perinatal: ¿Cómo es el duelo de perder un bebé?

El proceso del duelo perinatal, como en cualquier duelo, comparte las mismas cinco fases:

1. Negación. Es el momento en que todo el cerebro grita: ‘no, no, no, no, no puede ser’. Es una defensa que ayuda a ‘aplazar’ el dolor momentáneamente, pero no podemos quedarnos aquí estancados.
2. Ira. Es el momento del enfado, de la rabia, del resentimiento, de la búsqueda de culpables y de expresar la frustración ante lo irreversible.
3. Negociación. Normalmente es la fase donde la fantasía intenta llevarnos a los ‘¿y sí…?’. Buscamos alternativas, opciones que nos hubiesen evitado el final.
4. Depresión. Aparece entonces la tristeza, el vacío profundo por la pérdida del bebé o del ser querido. No es una depresión clínica, es un proceso natural, inevitable y necesario.
5. Aceptación. Poco a poco, con el tiempo, aparece la aceptación. Se aprende a vivir sin la persona que se fue y se recoloca en un sitio más manejable. Y conforme se avanza, irán apareciendo el placer y la alegría otra vez.

No son fases estáticas, sino casi como una espiral, donde podemos ir y volver a una fase y a otra, hasta que nos asentamos en la aceptación.

El embarazo tras una pérdida perinatal implica una serie de “miedos y obsesiones”, un aumento de los cuidados personales y “evitar hacer ciertas cosas para no ponerse a riesgo”.

Sin embargo, no hay que generalizar. Hay madres que después de la pérdida de su bebé, y cuando vuelven a quedarse embarazadas, lo afrontan de la mejor manera imposible. 

Hablar de ello va dejando que el cerebro elabore el duelo, acepte la pérdida y pueda generarle un espacio correcto en la memoria

Inés Valderrábano

— Psicóloga

“En cuanto a nivel psicológico, no debería haber ningún problema. En estos momentos es importante normalizar su miedo y apoyarlas, pero también trabajar para que no se queden estancadas aquí y puedan vivir el embarazo en plenitud”, indica la experta del Instituto Psicológico Claritas.

Cómo superar la muerte de un hijo durante el embarazo o al poco de nacer

Las claves para superar la muerte perinatal son cuatro:

• Paciencia
• Comprensión
• Espacio
• Tiempo.

Esto implica que es importante “dejar que los padres tengan un espacio donde poder ser libres y expresarse, donde puedan solicitar ayuda y pedir lo que necesiten”. 

La psicóloga recomienda hablar sobre el tema, ya que “el silencio no acaba con la tristeza”. “Y hablar de ello va dejando que el cerebro elabore el duelo, acepte la pérdida y pueda generarle un espacio en la memoria correcto”. 

“No nos metamos prisa e intentemos que esto pase rápido, que el dolor desaparezca ya o que las lágrimas dejen de brotar sin control. No nos exijamos estar como antes de la noche a la mañana, porque ya toque o porque el entorno nos lo pide”.

En este sentido, la ayuda profesional también puede ser fundamental a la hora ayudar a los padres en estos momentos tan duros.

Se debe recurrir a profesionales de la

psicología

cuando “no somos capaces de sobrellevarlo o sentimos que llevamos mucho tiempo anclados en una tristeza muy invalidante. Entonces, pidamos ayuda a algún profesional. No es una señal de debilidad pedir ayuda, sino que nos indica que solos no podemos y necesitamos que alguien nos guíe”.