Las muertes por Covid-19 desaparecen casi por completo: se reducen el 98% de los contagios

El objetivo que se propuso el Gobierno durante el primer trimestre de 2021 con la campaña de vacunación contra la Covid-19 es inmunizar a todas las residencias de ancianos para evitar que se convirtiesen en una hipotética cuarta ola en una nueva morgue como ocurrió en las tres anteriores. En la tercera, por ejemplo, que duró de diciembre de 2020 a febrero de 2021, el pico de fallecidos en estos centros fue de 771 en siete días. Por fortuna, la cifra en la última semana fue tan solo de 2.

Del 25 al 31 de enero fue cuando se registraron esos 771 decesos, cuando una semana antes el número fue de 718 y una después de 606. Hablamos de miles de vidas truncadas por el coronavirus en residencias que se convierten en jaulas de las que los ancianos no pueden escapar. Entre enero y febrero se vacunaron todas, y el efecto se comenzó a ver a principios de marzo: desde el día 1 de dicho mes se contabilizan siempre menos de 30 muertos semanales, y la cifra cada vez es más baja: 2 en los últimos 7 días.

Los casos también han descendido mucho: un 98% respecto al pico registrado. Pero todos estos datos positivos contrastan con los 19.012 ancianos residentes en estos centros que han muerto durante el primer año de la pandemia de Covid-19. Son decenas de miles de decesos que podrían haberse evitado con previsión y mejores condiciones sanitarias. Ahora toca recomponerse, y devolver la felicidad a unas residencias en las que hace mucha falta sonreír de nuevo.