El sueño de Mandela y la felicidad de Sudáfrica pese a sus problemas

Sudáfriva ha conquistado en Japón su tercer título universal

Sudáfriva ha conquistado en Japón su tercer título universal / EFE

David Rubio

David Rubio

Sudáfrica vive una dulce resaca llena de euforia tras la victoria en la final de los 'Springboks' ante Inglaterra (13-32) en el Mundial de Japón, saldado con un enorme éxito organizativo que solo se vio alterado por el tifón Hagibis. 

En total, más de 400.000 extranjeros han visitado el país a lo largo de los 43 días durante los que se ha desarrollado un torneo marcado por los campos llenos a reventar y por la ausencia absoluta de incidentes pese a estar mezcladas las aficionados y a la venta de cerveza en los partidos.

Los ‘Bokke’ igualaron así a Nueva Zelanda con tres títulos mundiales tras el histórico de 1995 con Nelson Mandela vibrando en las gradas del Ellis Park de Johannesburgo y el de 2007 también ante Inglaterra en París.

De hecho, la selección que conquistó el oro el pasado domingo en el Yokohama Stadium responde a la perfección al gran sueño de Mandela, nada que ver con el de 1995 en el que Chester Williams era el único jugador de raza negra del equipo y el emblema del fin del ‘Apartheid’.

Además, en tierras japoneses Bongi Mbonambi ha hecho historia como el primer capitán negro de la historia de la selección sudafricana. Ello supone una nueva muestra del cambio social que ha provocado el rugby en un país en el que hace varias décadas era el símbolo de la opresión de los ‘boers’.

En un país azotado por una importante crisis económica y por los recientes crímenes racistas contra ciudadanos procedentes de otros países africanos, el presidente Cyril Ramaphosa se felicitó por el triunfo ‘springbok’ y expresó su deseo de que este éxito actúe como revulsivo de cara a avances sociales como ya sucedió hace 24 años.

La fiesta en todas las ciudades sudafricanas fue enorme y el equipo también lo celebró a lo grande con Rassie Erasmus, el seleccionador que deja el cargo.