Nadal y Djokovic, el gran choque de las semifinales de Roland Garros

El serbio domina por 29-28 los duelos individuales, aunque sobre tierra el balear le ha ganado 19 de 25 partidos

En los últimos cinco partidos en tierra, el número 1 sólo le ha arrebatado al manacorí dos sets

Nadal, en el duelo ante Gasquet

Nadal, en el duelo ante Gasquet / Roland Garros

Jaume Pujol-Galceran

La central Philippe Chatrier. No antes de las 17.30 horas. Siete meses después del 11 de octubre del 2020 Rafael Nadal y Novak Djokovic pisarán la pista de Roland Garros con una sola obsesión. La victoria. Esta vez el título no está en juego pero si ganar al gran rival. Cerrarle la puerta a más récords o impedir que se acerque a ellos. Un desafío máximo. Un reto entre “dos supervivientes natos”, anunciaba ayer Carlos Moyà. El gran choque esperado desde que el sorteo les emparejó a cruzarse en las semifinales. 

“Será una bonita batalla. Pienso que puedo ganarle, de lo contrario no estaría aquí”, aseguraba Djokovic ante su enfrentamiento con Nadal, aún con el subidón de adrenalina de su victoria ante el italiano Matteo Berrettini por 6-3, 6-2, 6-7 (5) y 7-5.

El número 1 mundial acababa de superar una prueba de fuego en la que se paseó sobre el alambre de la derrota después de haber podido decidir en tres sets con 5-4 y saque en el ‘tie break’. Dos errores no forzados le obligaron a jugar dos sets más en los que se vio acorralado para del que salió vencedor con rabia tras 3 horas y 28 minutos. Fue una buena prueba para la semifinal que le espera hoy .

El desafío más grande que pueda verse en la actualidad en tierra batida y contra Nadal”, anunciaba el tenista serbio. En juego la posibilidad de seguir en busca del 21 Grand 

Slam para Nadal o la opción de impedirlo para Djokovic. Un partido que no le hace “puñetera gracia” al mallorquín que sea una semifinal porque gane quien gane a los dos le quedará la final contra Stefanos Tsitsipas o Alexander Zverev, que tampoco será fácil.

DOMINIO EN TIERRA

Con 57 enfrentamientos, Nadal y Djokovic son los dos tenistas que más veces han cruzado sus raquetas desde la era Open (1968). En el cómputo general el número 1 domina por 29-28 aunque sobre tierra la diferencia es muy favorable al mallorquín que le ha ganado 19 de 25 partidos y, de ellos, siete en Roland Garros con una sola derrota en 2015 (7-5, 6-3, 6-1). Desde entonces Djokovic solo ha podido ganarle una vez más en Montecarlo (7-5, 7-6) un año después. Y en los últimos cinco partidos en tierra solo le ha arrebatado dos sets, el último la derrota de hace unas semanas en Roma (7-5, 1-6, 6-3).

“Ese partido es una referencia”, aseguraba Carlos Moyà, tras el entrenamiento con Nadal en la pista número 2 de Roland Garros, donde cada año prepara el mallorquín estas últimas rondas. Cuestión de superstición. Djokovic le tomó el relevo después.

ENTRENAMIENTO RELAJADO

Nadal estuvo durante más de una hora afinando sus golpes, con especial atención a la derecha, las dejadas y el saque, junto a Francis Roig, que se incorporó el lunes a la burbuja del equipo y Rafael Maymó, su fisioterapeuta y amigo.

No prepararon nada especial para el partido o no se vio en la pista.

 “A Djokovic lo tenemos muy estudiado. Sabemos cómo juega y lo bueno que es, pero aquí le toca a él mover ficha para hacerle el partido más difícil”, valoraba Moyà, evitando cualquier presión extra, decía.

Moyà destilaba tranquilidad. “Rafa está bien y sabemos que puede jugar mejor. Ha tenido momentos de presión y otros muy brillantes. Intentaremos alargar estos. Confiamos en Rafa. Esto es Roland Garros y la Philippe Chatrier”, insistía el campeón de Roland Garros en 1998.

El extenista destacaba que el año pasado llegaron a París con más dudas. El torneo se jugaba en otras condiciones que no eran habituales para Nadal en París. Pero luego en la final ante Djokovic le apabulló. “Ese día salió todo espectacular. Rafa dio una clase magistral. El nivel del 2020 será difícil de superar. Me conformo con igualarlo”.