Nadal peleará el domingo por su undécimo Roland Garros

Rafael Nadal quiere hacer historia este domingo

Rafael Nadal quiere hacer historia este domingo / AFP

Alba López

Siempre que había alcanzado las semifinales de Roland Garros Rafael Nadal había obtenido el billete para la final. Hoy, una vez más, se repitió la historia y el domingo el balear peleará por su undécima Copa de los Mosqueteros, un hito histórico que demuestra que hay vida extraterreste en la tierra. Su rival pasado mañana en la Philippe Chatrier será el austríaco Dominic Thiem, su heredero natural sobre el polvo de ladrillo y también verdugo en el último Mutua Madrid Open, donde la joven promesa se impuso a su ídolo (7-5 y 6-3).

Ante Juan Martín Del PotroNadal recuperó su mejor versión. No en el primer set, cuando el manacorí estuvo a merced de su rival durante mucho tiempo. Sin embargo, fue apuntarse el primer set y la decoración cambió por completo. Se vio al Rafa de las grandes ocasiones; de la cabeza de hielo y la mano caliente para acabar llevándose el duelo por 6-4, 6-1 y 6-2 en 2 horas y 14 minutos.

Del Potro, realmente, el partido se le comenzó a torcer cuando desperdició seis bolas de break en el primer set. Especialmete duras fueron las dos regaladas con 4-4 en el marcador. Nadal se apuntó ese juego en un punto precioso en la red y la rotura de servicio posterior terminó por hacer tambalear al gigante tandileño (6-4).

A partir de ahí, todo fueron nervios en Delpo. Lo contrario en Nadal, que comenzó a bailar sobre la pista y desactivó la derecha del argentino, uno de los mejores golpes dentro del circuito. Cinco juegos consecutivos valieron al balear para poner el partido patas arriba y arrinconar a su contrincante. Entre medio, dos breaks como dos soles, el primero de ellos con juego en blanco incluido. La primera bola de set de Nadal ya hizo besar la lona a Del Potro (6-1).

La rotura de servicio que asestó Rafa en el primer juego de la tercera manga al tandileño fue el golpe definitivo. De ahí al final del encuentro Nadal ya jugó a placer ante un Del Potro que le rindió pleitesía y apludió sus mejores golpes, los que le harán falta el domingo ante Thiem. Se viene una final de las que hacen época. El estado de forma en el que llega el austríaco, al menos, así lo manifiesta.