Pesadilla en Albania

La ida de Champions ante el Sheriff desembocó en una tortura para Serrán

La ida de Champions ante el Sheriff desembocó en una tortura para Serrán / sport

Jordi Blanco

Albert Serrán, canterano en su día de un Espanyol con el que pudo disfrutar de tres partidos con el primer equipo en la temporada 2007-08, jugó los tres últimos años en Chipre... Y las tres últimas semanas en el FK Kukësi de Albania, con el que rescindió contrato para volver a Barcelona después de una experiencia "alucinante".

Jugó en el Swansea y en el Alcorcón, además de AEK, Anorthosis y Doxa de Chipre antes de embarcarse en una aventura de la que nunca sospechó el desenlace. Tal es así que su mujer llegó a viajar a Tirana para "conocer el país y buscar colegio" para su hija. Disfrutó una experiencia diferente... Y sufrió un calvario impensable.

"No es agradable que nadie te diga, te insinue, que te has vendido. Tengo 33 años y siempre he sido muy serio. Cuando me interrogaron en Viena ya aluciné... Pero cuando me encontré con que me lo decía mi presidente, en Moldavia, no me lo podía creer. Tengo una dignidad, joder..." solventó Serrán, con un punto de rabia al explicar a SPORT esa experiencia vivida.

"¿Venderme? Tengo una edad y una dignidad. Siempre he sido muy serio"

La suya es una historia kafkiana que durante aquellos días le llegó a “preocupar”, aunque con la distancia, ya en casa, lo toma como “una aventura”. Por más que, advirtió en su relato, “todo fue tan extraño que parece difícil de creer”.

Me incorporo a la pretemporada en Austria. Ilusionado por vivir una experiencia nueva, en un país diferente y que me suponía la posibilidad de jugar, también, en Europa” rememora del principio, cuando aceptó un reto que empieza a torcerse tras un amistoso “contra el Dinamo Moscú. A los 6 minutos perdíamos 2-0, me cambian en el 70... Y el partido acaba 6-0”...

A partir de ahí la calma se transforma en locura. “Llegamos a Viena para viajar a Moldavia, para la ida de previa de Champions contra el Sheriff, y nos reciben seis personas, vestidas de paisano pero que son policías, que nos dicen que estamos investigados por amaño de partidos... Nombran a nueve jugadores, yo entre ellos, y nos llevan a comisaria donde nos toman declaración y se quedan nuestros telefónos móviles para investigarlos”.

"En Viena, después de perder 6-0 un amistoso, ya nos interrogó la policía"

¿El móvil? “Ahí estará aún, no me lo devolvieron” respondió Serrán, sonriendo con el recuerdo antes de seguir con el relato: “Viajamos a Moldavia, jugamos... Y perdemos 1-0 por un penalti que cometo yo al tocar el balón con la mano en una jugada instintiva”.

Aquello, que admite como “error”, dio paso a una especie de pesadilla. “Me dice el 2º entrenador que el presidente quiere hablar conmigo y apenas llegar me suelta ‘¿has vendido el partido?’. Todo eso sentado en una mesa con seis de sus amigos sentados detrás suyo y yo alucinando”.

En ese momento el catalán empezó a pensar en largarse “porque acabo indignado la reunión. ¡Nadie, nunca, dudó de mi!, pero el mister y mis compañeros me calman hasta que llego a la habitación y hablo con mi mujer con la tablet porque, claro , no tenía móvil”. Y entonces... “se presenta uno de los amigos del presidente ¡exigiendo que le entregue la tablet! No me lo podía creer. ‘Me quedo la tablet’ me repetía, de madrugada, en un hotel de Moldavia, sin más...”.

"¿Has vendido el partido? Me soltó el presidente, con 6 amigos sentados detrás"

De regreso a Tirana ya sopesó rescindir directamente el contrato pero prefirió “esperar al partido de vuelta porque el entrenador, toda la plantilla y la gente me apoyan, me animan y me lo demuestran”. Así que decidió quedarse, se juega la vuelta tras una semana “difícil porque con todo eso cuesta concentrarse” y el Sheriff les elimina. “Llegamos a ir 2-0 y a merecer ganar de sobras pero nos meten el 2-1 y rematamos hasta 3 veces al palo, yo en el minuto 93”.

Al día siguiente le llamó el agente que le llevó a AlbaniaConstantin Grillo, para decirle que le había llamado el director del club diciéndole que Safet Gjici, el presidente del Kukësi quiere romper el contrato” y con una mezcla de “fastidio y alivio” firmó la rescisión para volver a Barcelona. Fin de la historia.

Quiero seguir jugando” solventa Albert Serrán, ya en casa, con su familia y una sonrisa... Pero sin poder olvidar lo vivido en esas tres semanas. "El país, sus gentes... Todo me encantó. Bueno, casi todo" concluye...