Zidane rompe lo que funciona y alimenta el caos

La derrota ante el Alavés vuelve a poner en la diana a Zidane

La derrota ante el Alavés vuelve a poner en la diana a Zidane / EFE

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

Se acusa a Zidane de equivocarse con las rotaciones y en incidir en los errores. Se le critica por insistir en jugadores que no están para jugar en el Real Madrid, pero los pone de titulares cuando lo máximo que merecen es tener minutos como suplentes hasta que demuestren lo contrario. El francés no repite once titular casi nunca, es muy raro, pero la excepción confirmó la regla cuando confió en los mismos jugadores ante el Villarreal y el Inter con una respuesta solvente e incluso convincente.

Ante el Alavés rompió lo que funcionó en otra de sus piruetas inexplicables para alimentar el caos entre sus líneas. Hizo cuatro cambios en ese once que había funcionado, uno obligado por la lesión de Carvajal y recuperó a un fijo como es Casemiro. Pero cambió el sólido del 4-4-2 por ese 4-3-3 al meter a Asensio que rompió la solidez. Un dibujo que se sujeta en tener tres delanteros muy buenos que condicionen al rival y Asensio y Mariano no están para marcar diferencias.

CUATRO CAMBIOS CUANDO PUDO HACER UNO SOLO

Zizou hizo cuatro cambios, uno de posición, para desilusión del madridismo que ya se llevaba las manos a la cabeza cuando se enteró de que salían de inicio Marcelo y Asensio. Quitó a Mendy, Odegaard, Carvajal, por lesión, y cambión de posición a Lucas Vázquez. Cuatro variaciones que no presagiaba nada bueno. Sobre todo, porque sacaba de inicio a Marcelo y a Asensio, pese a recuperar a Casemiro a costa de sacrificar a Odegaard, y bajaba al lateral a Lucas Vázquez en lugar de tirar de Militao ya fuese en esa banda o de central, con Nacho de lateral.

Hubiese sido más lógico mantener el mismo once que dio la cara ante el Inter y el Villarreal con la única variación de Militao por el lesionado Carvajal. Pero ‘Zizú’ es ‘Zizú’ y no hay quien le tosa después de todo lo que ha ganado. El equipo empezó a romperse por un error soez de Marcelo (otro partido para olvidar) regalando un córner que acabó en penalti (0-1). Sin Odegaard, Modric y Kroos perdieron oxígeno y la fluidez del juego de primeras para mover el balón con agilidad en la medular salvando la presión del rival, como hicieron ante el Inter. Puso a Asensio y se acabó la paz. No hizo de centrocampista ni de delantero, no crea fútbol, no defiende y no encara. El balear empieza a ser un ‘bluf’.