Zidane, obra incompleta en el año de la verdad

Alejandro Alcázar

El Real Madrid inicia hoy la temporada 2019-20 sin que Zinedine Zidane haya completado el proyecto que ha diseñado. Le falta Paul Pogba y le sobran jugadores, con un centro del campo incompleto en el que tiene solo cuatro jugadores mientras no se confirme la llegada del centrocampista del United. A esto se unen dos problemas enquistados, Bale y Keylor Navas, que se niegan a abandonar el equipo pese a la invitación del técnico para que lo hagan. Un proyecto que mantiene la misma estructura de su once tipo, que solo cambia con la presencia de Hazard en un intento de hacer olvidar a Cristiano Ronaldo.

Por otra parte, Zidane debe definir un estilo de juego confuso que cambia en función de los jugadores que tiene, pero la mayoría de los titulares son los mismos que tuvo en su anterior etapa, por lo que apunta a ser un proyecto nuevo con piel antigua. Su gran obsesión es ganar la Liga, sabiendo que la Champions es el título que más repercusión tiene. Será su tercer curso desde el principio, aunque sea su quinta temporada al llegar en dos ocasiones a mitad de curso. 

UN ANTES Y UN DESPUÉS CON ZIDANE

Zidane llegó por primera vez al equipo como recurso interino hace tres años (enero 2016) para sustituir a Rafa Benítez sin apenas experiencia. Venía de entrenar al Castilla y su principal experiencia había sido ser ayudante de Ancelotti en el año que ganaron la Décima. Su llegada al banquillo supuso un antes y un después, para una plantilla a la encandiló desde el primer momento por su personalidad y por la admiración que levanta como mito mundial. 

Arrancó lo mejor de cada futbolista para completar dos años y medio de éxitos, en los que ganó nueve títulos, con tres Champions consecutivas que definieron su halo o su flor, según se mire. Pero en plena cúspide renunció por sorpresa dejando un listón demasiado alto para sus sucesores. Cuando regresó al rescate en marzo pasado se ahogó ante la desidia de unas estrellas que no reaccionaron como la primera vez que se pusieron a sus órdenes. 

CON EL APOYO DE LOS PESOS PESADOS

Ahora retoma el camino con proyecto a medida pero por hacer, cuya principal premisa es apoyarse en los veteranos para que el vestuario no se duerma. Ramos y Marcelo son sus manos derechas y consejeros, mientras que Benzema y Varane son como sus hermanos menores como reconocen los dos. Su obsesión por ganar la Liga le lleva a potenciar el banquillo, recordando que la Liga que ganó (16-17) fue gracias a un equipo secundario de muchos quilates. 

Está dejando salir jugadores que cree no rinden de suplentes, como James, Ceballos, Llorente… pero no ha podido retener a otros que sí dieron juego, como Morata, Kovacic, Pepe… Su asignatura pendiente es definir un estilo de juego al margen de los jugadores que tenga, partiendo de la base de que es un técnico ofensivo. Le gusta el 4-3-3 pero se acopla al 4-4-2 para dar equilibrio, aunque el dibujo lo subordina a los jugadores que elige.