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REAL MADRID

Xabi Alonso fracasa con el experimento del clásico y desentierra las dudas

La lectura del técnico vasco tras el 1-0 contra Liverpool, resultado corto a tenor del dominio de los de Slot, distó de la de sus jugadores, más autocríticos

Xabi Alonso: "No puedo reprochar nada al equipo"

El experimento de Camavinga no le funcionó esta vez a Xabi Alonso. / Perform

Denís Iglesias

Denís Iglesias

"Hay formas de perder. Lo de hoy es muy diferente al día del Metropolitano", resumía Xabi Alonso después del batacazo de Anfield. Se abrazaba, una vez más, al resultadismo que le había sido útil en los primeros compases de la temporada. Era el crédito que se daba para superar la fase de "en construcción" que volvió a sonar en la retransmisión de Movistar+, esta vez, de boca de Álvaro Benito.

Una Champions resultadista

Pero para coronar un edificio no se pueden poner plantas como la que se dejó sin hacer el Madrid en Liverpool. El 1-0 no fue real. O no puede serlo si el 2-1 del clásico fue "un partido que deberíamos haber ganado por una mayor diferencia", según referencias de los propios protagonistas del primer duelo ante un rival de nivel que sacaron adelante desde la llegada de Xabi Alonso al banquillo.

En Real Madrid TV, en la previa a viajar a Anfield, quisieron sumar el triunfo frente a la Juventus en el Bernabéu, que fue por la mínima porque Courtois, el mejor jugador de este equipo en las noches grandes, acertó en un mano a mano con Vlahovic. Mbappé solo ha podido aportar en la máxima competición europea desde los once metros, con un doblete discutido frente al Marsella en el Bernabéu, y en Kazajistán.

El conjunto blanco adoleció de aburguesamiento, olvidándose de presionar a partir de los 20 minutos y dejándose llevar por lo que Arne Slot propuso. Y sí, la responsabilidad última recae en los que están en el campo, pero de los fallos que se dan en el marcaje mixto de un córner (Vinicius defendiendo a Van Dijk) o en los cambios la autoría del error es y será del entrenador. O de su cuerpo técnico, que, por el momento, ha sido incapaz de dar con la tecla para, por ejemplo, defender jugadas a balón parado.

Camavinga, nueva posición bloqueada

Es cierto que Courtois, salvo tardes aciagas como la del Metropolitano, va a estar ahí siempre para jugar con red. Pero a veces esta se corta por usarla demasiada. Ocurrió en el tanto de Mac Allister y no en el pase filtrado de Lamine en el clásico que Koundé intentó controlar en vez de rematar. Los "detalles" bajo los que se resguardó un Xabi Alonso que, en su voluntad por aplicar un discurso de autoprotección, cayó en la complacencia de un partido donde el Liverpool fue superior en todo momento.

Como sucedió con el Atlético o en el Mundial de Clubes frente al PSG. Fuera de casa, el peligro aumenta y ahí es donde se va a jugar el crédito esta temporada. Lo que funciona un día no tiene necesariamente que ser útil al siguiente. Creyó Xabi Alonso tras el clásico, que ahí había encontrado su once titular para las citas grandes. O al menos el aproximado, con cuatro en el medio y Camavinga deslizándose por la derecha.

"Nueva posición desbloqueada", se jactaba el francés tras sorprender entre líneas al Barça. Pero si alguien vive instalado en la montaña rusa por la que muchas veces transita el Madrid es el galo. Firmó una mala actuación en Anfield, hasta el punto de ser sustituido con resignación después de cometer varios fallos en salida de balón y mostrar una ineficaz versión anárquica. En un intento a la desesperada, Xabi Alonso lo movió al centro para darle la banda derecha a Güler.

Lo único que provocó es desnaturalizar más al equipo. Frente a equipos que muerden arriba, como el Liverpool o cualquiera de su escala, el turco acaba viendo sombras. Y cuando se paga su luz, Mbappé se queda en la penumbra. El francés vive en una dimensión propia, donde, por mero empuje, deja atrás a la mayoría, pero cuando se enfrenta a un cerrojo de varios hombres necesita colaboradores.

Fusilado con balones aéreos

En Liga, con Vinicius dejando siempre un palmo por detrás a sus marcadores, va a salir beneficiado. Ahora bien, si da con hombres como Bradley que son capaces de seguirle los pasos, se reduce a la mínima expresión. Ahí es cuando queda en evidencia que Carreras ha crecido en solitario, sin apoyos en la banda, lo que ha terminado por hacerle más fuerte, incluso ante rivales de altura como Salah.

El gallego fue la única nota positiva en Anfield, junto a Courtois y el oficio de Valverde en ciertos lances. "Nos faltó actitud defensiva", dijo el primero charrúa, para luego rectificar: "Colocación". O lo que sea. Porque el belga también verbalizó cómo el mundo se le había venido encima en cada balón aéreo que se convierte en un martirio para un equipo que tiene como obligación competir por todo.

Y para ello, necesita, por ejemplo, centrales de categoría que ya estén crecidos. No en un sentido de actitud, sino de experiencia, algo que por el momento todavía le falta a Huijsen. Si el clásico fue, según Xabi Alonso, un partido que demostró que su Real Madrid volvía a competir contra los grandes. El frustrado regreso a Liverpool volvió a desenterrar términos como "evitable", con los que delega la responsabilidad a los jugadores, más críticos que él tras una derrota que, como el triunfo en el clásico, lleva su firma.