Sergio Ramos da marcha atrás

Sergio Ramos se había acostumbrado a salir victorioso de sus pulsos con Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, pero la experiencia es un grado y el máximo dirigente madridista acabó en su día aprendiendo la lección. A falta solo de 21 días para que expire oficialmente su contrato con el club blanco, el defensa sevillano se ha dado cuenta de que esta vez su órdago no ha sido aceptado por el dirigente madridista y que para seguir tendrá que recoger velas y aceptar una renovación a la baja y por una única temporada. Aunque su problema ahora es que el club ha retirado de la mesa de negociación su propuesta, toda vez que el jugador no se manifestó en su día al respecto, e incluso le prepara una decorosa despedida tras haber permanecido 16 años en la casa.

Tanto ‘Marca’ como ‘As’ coinciden en que Sergio Ramos se ha bajado del burro y está dispuesto a renunciar a sus pretensiones. Durante las negociaciones exigió dos años de contrato y un tercero opcional en función de su rendimiento, además de no aceptar la rebaja del diez por ciento que le propuso el Real Madrid. Con el paso de los meses se ha dado cuenta de que no tiene ofertas que le ‘inviten’ a adelantar su despedida del club blanco y que lo mejor para su carrera es seguir luciendo el brazalete de capitán del equipo madridista.

PRIMER PASO

El inconveniente es que ha forzado tanto la situación que ahora la pelota ya no está en el tejado de Florentino Pérez, sino en el suyo propio. El club madridista no cuenta con el jugador de cara a la próxima temporada, aunque está dispuesto a abrirle la puerta si su deseo es el de colgar las botas en el Real Madrid y acepta las condiciones que le puso sobre la mesa en su momento. En cualquier caso, Sergio Ramos está obligado a dar el primer paso si quiere desbloquear la situación y llegar a un acuerdo antes de que expire su contrato.

Conociendo a los dos protagonistas de la historia y teniendo en cuenta lo ocurrido en anteriores negociaciones, Florentino Pérez y Sergio Ramos están obligados a entenderse, aunque en esta ocasión es el primero el que tiene la paella cogida por el mango.