Los relegados de Ancelotti le alejan del precipicio

El italiano estaba tocado con un mal inicio de año culminado con la derrota ante el Barça y ya se hablaba de posibles sustitutos

Se le había caído el equipo en el que tanto confía y le ha dado frescura poniendo a los postergados Nacho, Ceballos, Camavinga y Asensio

Villarreal - Real Madrid | El gol de Ceballos

El gol de Ceballos al Villarreal que supuso la remontada del Madrid y el pase a los cuartos de final de la Copa / RFEF

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

Nadie daba un duro por el Madrid que comenzó el año a la deriva perdiendo en Liga ante el Villarreal y la final de la Supercopa de España de Riad ante el Barcelona. Además de ceder la cabeza de la Liga y quedarse sin un título, preocupaban las malas sensaciones futbolísticas de un equipo a la deriva, deslavazado, cansado, sin alma ni amor propio. Las miradas se desviaban hacia el banquillo, hacia un Ancelotti que daba continuidad a sus ideas con jugadores desgastados e incluso desmotivados. Lo peor, es que el italiano seguía con las gafas de miopía, hasta que descubrió que también las hay de hipermetropía para ver de lejos.

La derrota ante el Barcelona hizo saltar todas las alarmas. Perder ante su máximo rival entraba en las previsiones, pero nunca de la forma en la que lo hizo. Las alertas sonaban en Chamartín donde empezaron a oírse nombres de posibles sustitutos temiendo vivir un ‘deja-vu’. Las similitudes de trayectorias del Madrid de la 14-15 al de la actual eran alarmantes, con el italiano al frente de los blancos en sus segundas temporadas. La presión externa ante los síntomas mostrados por ciertos jugadores alertó al técnico, que ayudado por las lesiones de algunos intocables (Tchouameni, Alaba y Carvajal, además de Lucas Vázquez) le obligaron a cambiar el guión de sus decisiones.

SUPLENTES CON AIRES DE TITULARES

Sin Tchouameni (ni Casemiro) se vio obligado a apostar por Camavinga, al que nunca se le ocurrió dar continuidad en el once titular. En su cuarto partido en el once inicial, la primera vez en las dos temporadas que cumple de blanco, el francés demostró que tiene madera para construir y destruir fútbol en el centro del campo. Con un Modric exhausto y un Kroos sobreexplotado se vio obligado a poner a Ceballos, al que hacía ojitos sin confiar en que su fútbol pudiera ser bello y eficaz. El andaluz ha entendido su papel en un equipo como el Madrid, que se equivocará demasiado si no lo renueva. Es español, tiene talento, fútbol, carácter y hambre, mucha hambre.

En cuanto a Asensio, era lógico que dudara. El balear jugaba al fútbol como una bailarina, sin darse cuenta de que es un deporte de contacto. Parece haber entendido que la base es utilizar el cuerpo y, después, imponer el talento y Marco va sobrado pese a sus carencias con el pie derecho. Un cambio futbolístico que abre los ojos al club ante la conveniencia de plantearse seriamente renovarlo. Y, por último, Nacho, el jugador más infravalorado por el italiano. Un defensa universal, comprometido al que ha relegado al fondo del armario con la llegada de Rudiger. El único ‘one man club’ de la plantilla está demostrando que de carrilero diestro es una garantía y que puede rendir mejor en esa posición que Carvajal, si el de Leganés no recupera el tono, y que el reconvertido Lucas Vázquez, otro suplente imprescindible.