La presión de la Champions vuelve a amenazar a Zidane

El Real Marid se ejercita en Valdebebas

El Real Marid se ejercita en Valdebebas / Perform

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

El Real Madrid tiene la obligación de ganar hoy al Galatasaray (21:00 horas) para asegurarse pase y medio a la siguiente ronda de la Champions League si el PSG gana al Brujas. Todo lo que no sea una victoria sería una catástrofe para los blancos y para Zidane. El francés sigue balanceándose en su tela de araña entre presa cazada y presa escapada que le han puesto en apuros en más de una ocasión. Sobre todo en Europa, donde la derrota ante el PSG y el empate frente al Brujas en el Santiago Bernabéu le pusieron al pie de los caballos que subsanó con el triunfo en Estambul hace 15 días (0-1). 

Si el Madrid no repite victoria ante los turcos, Zidane volverá a probar el veneno que inyectan los malos resultados. Una situación similar a la que vive ‘El Emperador de Adana’, Fatih Terim, técnico del Galatasaray, que atraviesa jornadas oscuras por los mismo motivos que el francés. O puntúan o su objetivo será ya la Europa League en un mano a mano con el Brujas.

El empate ante el Betis devolvió al Madrid a su estado febril ante las porterías rivales. Su falta de pegada empieza a ser una enfermedad crónica a la que Zidane no es capaz de poner remedio. Benzema asumió la responsabilidad de ser el abrelatas del equipo, pero es de esos delanteros que entra en estado REM para gustarse pero despertándose antes de finalizar las jugadas.

Zizou, además, tiene problemas para leer entre líneas las debilidades de las defensas rivales y manda al equipo al combate sin una estrategia coordinada capaz de solventar esas carencias. La máxima es romper por las bandas para colgar balones donde apenas llegan rematadores y más cuando es Benzema el que guía esas internadas. Una carencia que pasa factura partido tras partido.

NOVEDADES EN LOS TURCOS

El Galatasaray es un equipo de nombres que, como el Madrid, es capaz de pintar jugadas eléctricas pero que se autodestruye tácticamente con facilidad. Perder a Falcao es fatal para su juego, es el que culmina ese fútbol creativo. La responsabilidad queda en manos de Andone, un buen delantero al que le falta afinar sus contantes amenazas. Zidane no tiene a Bale y puede a apostar por el bloque de titulares en un 4-4-2, el dibujo que le dio mejores réditos en su primera etapa, juntando a los cuatro especialistas que tiene en la medular.