El Real Madrid, un equipo vulgar en la Liga

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

La derrota del Real Madrid en Sevilla (3-2), confirma que se ha convertido en un equipo vulgar para andar por casa. Los titulares no se han acabado de implicar como sí lo hacen en la Champions League, y las combinaciones de Zidane de titulares y suplentes no funcionan como lo hicieron la temporada pasada. El francés ha reconocido en diferentes ocasiones que su principio de campeonato lastró el resto, pero han vuelto a las andadas en sus últimos seis partidos, en los que han sumado 9 de 18 puntos en juego.

La dinámica negativa ha sido la constante del equipo blanco en las competiciones domésticas, que le ha llevado a centrar toda su fuerza en la Champions League para salvar una temporada defraudante. Empezó mal la Liga, enderezó el rumbo mientras caía en la Copa del Rey en cuartos de final ante el Leganés, para volver a caerse con estrepito en el último mes en los que ha ganado dos de seis partidos (tres empates y una derrota).

LOS GOLES DE CR7

El choque ante el Sevilla retrata la trayectoria de los blancos esta temporada. Es un quiero y no puedo. Mucha voluntad, juego aceptable pero poco efectivo por la falta de delanteros con pegada. Y es que vivir solo de los goles de Cristiano Ronaldo no da por un curso en el que llevan 59 partidos oficiales más los que juegan con sus selecciones. A todo esto, se suma que las combinaciones B no funcionan, al cargarlas de centrocampistas y vaciarlas de delanteros.

Zidane sigue cambiando en bloque sus onces. Pone demasiados que no tienen ritmo y el resultado no es el esperado como dejaron claro en la Copa del Rey. Es un fracaso del francés, que le da la razón cuando dice que aún le queda mucho por aprender. "Merecimos la derrota", reconoció tras caer en el Sánchez Pizjuán, en otro caso claro de que la culpa es del entrenador y no de jugadores oxidados y sin minutos. Su estilo de juego no sorprende ya a nadie entre sus rivales españoles y estos se aprovechan de detalles como ese empeño que pone en jugar con un solo delantero, una manera inofensiva que no hace daño salvo si ese delantero es Cristiano Ronaldo.