Real Madrid-Chelsea: el campeón, ante el abismo

El Real Madrid lo tiene todo a su favor para plantarse en las semifinales de la Champions por segundo año consecutivo eliminando al Chelsea, el equipo que le dejó sin final el año pasado y que acabó proclamándose campeón. Llega con una ventaja de dos goles (1-3) y juega en el Santiago Bernabéu. Tiene que hacer frente a un partido de los que le gusta jugar, con el rival arriesgando para remontar y que dejará espacios para salir al contragolpe. Sobre el papel todo es rectilíneo, pero sobre el césped aparecen curvas si los azules desbordan a los blancos en ataque.

Es de esos partidos que puede contener muchos guiones que escribirá el desarrollo del marcador. Puede ser lineal si los blancos aguantan, angustioso, si los azules marcan primero y una fiesta en la grada si son los madridistas los que amplían las diferencias. Fácil no va a ser por mucho que Tuchel, técnico ‘blue’, se vista de cordero, porque tiene argumentos demostrados para remontar.

EL “HAMBRE” DE TUCHEL

El alemán se ha tomado el envite como una revancha después del 1-3 de la ida. Dio el primer paso el sábado en la Premier con ese 0-6 al Southampton. Un partido en el que reactivó el “hambre” de sus jugadores. Después, ha dedicado su tiempo a estudiar cómo desarmar el juego de los madridistas a base de videos y charla con sus jugadores. Su clave es jugar “al límite” e imponer un ritmo de intensidad endiablado que les haga “soñar”.

El capitán Azpilicueta se apunta al partido tras pasar el coronavirus. Tiene las baja de Chilwell en defensa y la de Lukaku en ataque, además de Callum y Barkley, que rebajan algo su potencial, pero tiene suficiente para dar la vuelta a la eliminatoria si los blancos no dan la cara. Su objetivo es afilar la presión para ahogar la salida del juego madridista, impedir lo que hicieron en Stamford Bridge donde se le escapaban los rivales como conejos en la puerta de su madriguera. Recuperar, en suma, esa identidad que le llevó a ganar la Champions.

CON LOS MISMOS BLOQUES

Pero el Madrid juega y encima en su estadio, apoyado por una afición que crea un ambiente que intimida en grandes noches. Tuchel rehusó entrenar en el coliseo blanco, quizá buscando que sus jugadores se olviden de un entorno que deberán superar y que se centren en su misión. Lo que es evidente es que el Bernabéu juega y que noventa minutos se hacen largos, aunque también pueden ser para los blancos si dan la de arena.

Ancelotti respira al recuperar a Mendy con la baja por sanción de Militao que cubrirá Nacho. Los demás serán los mismos que dieron la de cal en Londres hace seis días, con Valverde reforzando el carril derecho. Carvajal, Modric y Kroos descansaron ante el Getafe para este partido. Tres piezas clave en el engranaje general del equipo. Arriba las bazas letales de Vinicius y Benzema, el killer blanco que se ha echado el equipo a la espalda en las dos últimas eliminatorias con dos hat-trick.

Tuchel tampoco cambiará demasiado el once de hace una semana, aunque se esperan dos cambios, Marcos Alonso por Reece James, y Kovacic por Kanté o Jorginho. Arriba todo indica que volverá a apostar por su tridente preferido con Mount, Pulisic y Havertz, sin descartar a Werner.