El Madrid de Zidane sigue gafado lejos del Bernabéu

Alba López

Continúa Zidane sin sumar una sola victoria a domicilio desde su abrupto retorno al Real Madrid. Perdió en Mestalla y Vallecas, no pudo pasar del empate ante Getafe y Leganés, y hoy volvió a hincar la rodilla ante la Real Sociedad (1-3). Expiran los blancos y lo hacen de la forma más dolorosa posible, alternando ridículo con ridículo y sin ofrecer algún síntoma de mejoría que permita pensar que la campaña que viene puede ser diferente. En Donosti, Brahim puso por delante a su equipo en el marcador, pero con goles de MerinoZaldua Barrenetxea la Real consiguió voltear el partido.

Con Bale en casa por decisión técnica, circunstancia que ya no sorprende ni al madridismo, Zidane apostó en Anoeta por un tridente ofensivo formado por AsensioBrahim Benzema, quien regresaba al equipo tras varios partidos fuera por lesión. Tampoco sorprendió la titularidad de Isco, cuya continuidad en el club sigue en el alambre, pero a quien Zizou quiere recuperar para la causa a toda costa habida cuenta de todo lo que le dio el de Arroyo de la Miel en su anterior etapa en el banquillo blanco.

Los focos, sin embargo, se situaron sobre el otro futbolista malagueño de la plantilla una vez el balón echó a rodar. No tardó Brahim ni cinco minutos en demostrar que no ha desembarcado en el Santiago Bernabéu para ser jugador florero. Zidane, además, tiene ganas de verle para poder medirle y se nota por los minutos que le está concediendo en este final de curso. 

Correspondió el chaval a su entrenador, total, con una jugada de fantasía en banda izquierda que sirvió para abrir la lata txuri-urdin. Dentró del área ya, dejó sentado a su par con un quiebro precioso. El broche de oro lo puso el exCity con su pierna mala, la derecha, superando a Rulli con un disparo entre las piernas.

Fue todo lo que pudieron llevarse a la boca en la primera parte los aficionados merengues que hoy se dieron cita en San Sebastián. El gol, y un mano a mano de Isco con Rulli que el meta argentino abortó achicando su portería y sacando pecho. En el resto del acto inicial, el Real Madrid fue ese equipo que agoniza y pide la hora de la temporada ya desde hace un par de meses y que ni el retorno de Zidane ha conseguido enderezar.

UNA REAL SUPERIOR

Entre medias, la Real Sociedad fue bastante superior. La prueba es que si los donostiarras no consiguieron marcharse al descanso con ventaja fue porque Willian José falló una pena máxima. La acción del penalti, además, significó la expulsión de Vallejo por unas manos claras que evitaron el tanto 'txuri-urdin' y obligaron a los blancos a disputar toda la segunda parte en inferioridad numérica.

Antes, el conjunto de Alguacil había establecido la igualada por mediación de Merino tras una genialidad de Willian José al borde del área. El delantero brasileño dejó solo a su compañero ante Courtois con un delicioso giro de tobillo y el navarro no perdonó.

Tras el paso por vestuarios Zidane se vio obligado a reubicar a Casemiro en el eje de la zaga y a partir de ahí la defensa blanca se convirtió en un auténtico coladero. Esa circusntancia se tradujo en el marcador poco después de la entrada al campo de Modric por Isco, cuando Marcelo se dejó comer la tostada por arriba y permitió a Zaldua conectar un espectacular cabezazo bombeado al segundo palo que sorprendió a Courtois

A partir de ahí ya se pudo ver a un Real Madrid totalmente entregado que arrojó la toalla definitivamente a raíz del tercer tanto 'txuri-urdin', obra del prometedor Barrenetxea tras un disparo al palo previo de Oyarzabal. Ni siquiera Vinicius, al que Zidane regaló quince minutos, pudo agitar el cóctel. Este Real Madrid está muerto.