Los centrales desangran al Real Madrid

Alejandro Alcázar

Zidane tiene un serio problema táctico en el centro de la defensa. Da lo mismo la pareja que utilice, que tienden a retrasar su posición sin acompañar al centro del campo. Una medular que presiona por detrás acompañando a sus delanteros, pero a la que no siguen los centrales. Esto provoca un agujero negro entre las dos líneas por donde se cuelan las medias puntas rivales.

Por ahí masacran a unos zagueros que ven llegar a los rivales como hordas que se aprovechan de la posición adelantada de los centrocampistas, a los que no da tiempo a replegar y solo provoca un desgaste tan innecesario como descomunal.

Esta es la constante táctica que traiciona al equipo de Zidane, que no pone remedio al desajuste. No se sabe si es por falta de trabajo en los entrenamientos, o porque los centrales hacen lo que les da la gana. No se sabe qué pasa por la cabeza de estos jugadores para que se retrasen. Extraña que Zidane y los propios zagueros no se den cuenta del desequilibrio que provocan y que dejan vendidos a los centrocampistas. Sólo Casemiro intenta poner parches a esa inestabilidad, pero en partidos como ante el PSG son tiritas que no cubren la herida.

Desconexión entre líneas

Los centrales también provocan un efecto dominó que aleja a los centrocampistas de los delanteros, y perjudica a la conexión entre líneas por la distancia que hay entre ellas. Muchas veces la calidad de pase disfraza estos errores a base de diagonales largas a los laterales, que dan tiempo al equipo a ajustarse. Pero si fallan esos pases, el rival huele la sangre ante un equipo descolocado sin capacidad de reacción y con infinidad de pasillos por donde colarse para fusilar a Courtois.

La cuestión es saber por qué se retrasan tanto. Si responde a órdenes de Zidane. De ser así, habría que preguntarse si se retrasan por propia inseguridad, por no leer bien el juego o por ese temor a ser sorprendidos en carrera por rápidos delanteros que les dejen en evidencia y descubran que no son todo lo rápido que deberían. El caso es que esas dudas desangran el entramado táctico del equipo, que salta por los aires para ser un juguete en manos de los atacante rivales.