Isco, irrregularmente bueno

Isco Alarcón sacó su magia en Pamplona para ser el jugador más destacado del partido. Más allá de ser el autor del gol del empate del Real Madrid, mostró su mejor versión para conducir a su equipo hacia el triunfo rompiendo con sus jugadas a un contrario resistente que nada pudo hacer para frenar sus internadas. Hizo un primer tiempo en el que acumuló trabajo sin balón, para destapar su mejor fútbol en la continuación hasta que Zidane decidió cambiarlo a los 82 minutos de partido.

Isco jugaba su tercer partido como titular de los siete últimos, con el antecedente de que fue uno de los sacrificados al descanso en el derbi junto a Kroos. Zidane quiso quitar importancia a los dos cambios, que acabaron dándole resultado ya que Vinicius y Lucas Vázquez desatascaron el partido para romper la resistencia rojiblanca con un cambio de sistema. No fue el mejor día del malagueño, que entra y sale del once madridista sin encontrar una regularidad que indique que sea titular como lo llegó a ser en la anterior etapa de Zidane.

DE MENOS A MÁS

El malagueño está levantando el vuelo poco a poco respecto al Isco que se pudo ver la temporada pasada. Un jugador irreconocible que llevó al club a plantearse su venta. Pero el regreso de Zidane cambió su situación para ir paulatinamente recuperando su mejor nivel. Es un jugador irregularmente bueno, que alterna excelentes actuaciones, como la de Pamplona, con otras más grises.

En Pamplona fue su 13 partido de titular de los 34 del Real Madrid esta temporada. Su físico no le facilita la tarea, solo ha jugado un partido completo de los 13 que salió del inicio. Es el jugador más cambiado de la plantilla. Tampoco está demasiado fino ante la portería rival, al marcar su segundo gol esta temporada en los más de mil minutos disputados. De hecho, no marcaba en Liga desde hace casi un año, 315 días, pese a ser uno de los jugadores del Real Madrid que más pisa el área de sus rivales.