Isco, héroe o villano en el Real Madrid

Isco y Marcelo entrenaron en su día libre

Isco y Marcelo entrenaron en su día libre / EFE

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O un extremo u otro. Isco no tiene término medio. O es de los más queridos o de los más odiados en el Madrid. Su papel esta temporada pasó de protagonista con Lopetegui a no ser convocado con Solari. En esta tercera etapa en un mismo año, Isco tiene la oportunidad de forzar la balanza y volver a ser ‘héroe’ en esta historia.

Pero su trayectoria en el Madrid siempre ha estado caracterizada por los polos, nunca por un paso tímido. Isco es y ha sido protagonista, para lo bueno y para lo malo.

Su primera polémica fue no querer besar el escudo en la presentación. Se le acusaba de culé. Tardó un año en ‘creer’: “Sí es el momento y lo siento, ahora sí besaría el escudo”. Se predecía tormenta.

Desde que llegó alterna la titularidad y la suplencia. A Ancelotti, en la 2012-13, no le convencía, prefería a Di María o a Khedira. Su irregularidad desesperaba al italiano y en su primera temporada ya se habló de que quería irse. Equipos como el City, Arsenal, PSG y Liverpool intentaron ficharlo, pero en la recta final de temporada acabó haciéndose un hueco en el equipo con 22 años y se rechazó su salida.

La siguiente temporada tampoco empezó bien y Ancelotti lo alternaba entre titular y suplente, pero su actitud siempre fue positiva: le dijo al italiano que quería jugar en el puesto que fuese. Otro bajón en la recta final le sentenció otra vez a sentar sus huesos en el banquillo.

A partir de ahí se volvió a especular con una venta, y City y Arsenal se posicionaron otra vez como interesados. Ancelotti se acabó cansando de él por sus gestos, falta de humildad y sacrificio, pero el italiano se fue y llegó Benítez, que le convenció para que se quedase ante su intención de irse.

Entonces es cuando Isco abrió otra batalla: quería una subida de sueldo prometida por el club. Su estrategia fue dejarse querer por otros clubes como Arsenal, City o Juventus, pero algo no le ayudó. Deportivamente volvió a caer en desgracia: a Benítez no le convencía y le acusaba de parar el juego con su lentitud y ser muy chupón. El técnico ponía antes a Kovacic y a Lucas antes que a él, así que tuvo un desplante con el técnico, al que dio la espalda tras un empate con el PSG cuando Benítez felicitaba a sus jugadores.

Pero llegó Zidane y la situación cambió. El club le subió el sueldo, aunque con el francés, Isco también alternó la titularidad con la suplencia. Generalmente, la elección predilecta era la BBC ante la opción del malagueño y solo las lesiones de Bale le permitieron entrar en el equipo para acabar siendo titular.

Isco estaba en un primer momento contento porque Zizou le daba libertad de acción para explotar su calidad, pero volvió a tener un bajón, y aparecieron sus malos gestos cuando fue cambiado en Las Palmas, como por ejemplo, cuando lanzó un botellazo al suelo con cara de pocos amigos.

En esos momentos, Zidane le dejó claro que podía dar mucho más en actitud y aptitud de una forma constructiva. Isco volvía a ser acusado de chupón, que le sobraba siempre un regate, y pese a tener ofertas, acabó contento la temporada y descartó irse.

El mismo jugador admitía su irregularidad: “No soy tonto si no soy titular con Ancelotti Benítez y Zidane es por mi culpa”. Otra vez entró en barrena hasta su padre le aconsejó que “se vaya del Madrid”, y otra vez se especuló con su salida, y se aseguró que se había reunido con el City, Chelsea y Juventus.

Isco salió a hablar: “Tomaré una decisión a final de temporada, es mi futuro lo que está en juego”, pero respondió mejor en el campo y acabó ganándose la titularidad.

En agosto de 2017 renueva a seis millones netos por cinco temporadas y cláusula de 700 kilos. “Lo pasé mal pero nunca me planteé irme del Madrid”.

En marzo del año pasado empezaron sus diferencias con Ramos, que estaba cansado de su actitud pasota, y comenzaron sus problemas con la plantilla que le acusaba de ir a lo suyo, de ser un egoísta. “En la Selección tengo la confianza que quizá no me he sabido ganar en el Madrid”.

Acabó la temporada siendo titular quitándole el sitio a Bale favorecido por sus lesiones, pero con Solari perdió los papeles y sacó a relucir su cara más oscura. Desplantes, falta de forma, desidia, indolencia, malos gestos, negarse a calentar… todo lo malo que goteó desde que llegó al Madrid en los cuatro meses que estuvo el argentino.

Ahora Zidane tiene otra vez la misión de negociar con el malagueño. Su mano izquierda es la mejor medicina para frenar las malas formas del jugador, pero Zidane mantiene la máxima que implantó cuando llegó: “El que no esté a tope no jugará conmigo, se llame como se llame…”.

Ahora, Isco se ha puesto las pilas y entrena lo que no se ha entrenado en siete meses para recuperar el puesto. Parece que cierra la puerta de salida, la amenaza de irse como cada temporada.