El hundimiento del proyecto coloca a Florentino Pérez en una encrucijada

Cinco datos de la debacle blanca en su estreno en Champions

5 datos de la debacle blanca en su estreno en Champions / PERFORM

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, debe estar repasando estos días los peores momentos de sus anteriores mandatos para intentar encontrar posibles recetas para frenar la crisis en la que ya está sumido el club blanco por culpa de las dos derrotas consecutivas en el estadio Alfredo Di Stéfano encajadas frente al Cádiz en la Liga Santander y contra el Shakhtar Donestk en la Champions League. Un recién ascendido y un equipo que afrontaba el debut en la máxima competición europea con con ocho jugadores del filial en la expedició por culpa de las numerosas bajas por coronavirus que acumulaba, han abierto la caja de los truenos para desesperación de un Florentino Pérez que se había encomendado a la flor de Zinedine Zidane para soslayar las limitaciones económicas provocadas por la pandemia.

A Florentino Pérez se le está cayendo el proyecto que había diseñado con los dedos cruzados para esta temporada, consciente de que la falta de fichajes podía convertirse en un problema. El máximo dirigente madridista priorizó la estabilidad económica de la entidad antes que renovar una plantilla que la pasada temporada ya había dado síntomas evidentes de descompensación y de falta de competitividad, y los resultados se han visto a las primeras de cambio.

en la peor situación

Con el belga Eden Hazard escondido en el gimnasio de la Ciudad Deportiva de Valdebebas por culpa de sus continuos problemas físicos y con Zidane demostrando que no tiene un rumbo claro hacia donde ir, el equipo madridista afronta el primer clásico de la temporada en la peor situación posible a nivel anímico y futbolístico. En el vestuario y en los despachos saben perfectamente lo que podría representar encajar la tercera derrota consecutiva en el Camp Nou.  

El presidente blanco se encuentra ahora mismo en una encrucijada. Tiene que elegir entre forzar la máquina para remontar el vuelo y salvar la temporada o bien capitular antes de hora y dejar todas las (duras) decisiones para junio. Frente a los recortes económicos provocados por la pandemia, su plan era contemporizar ahora y afrontar la necesaria remodelación en el próximo mercado estival de fichajes. Y su idea era poner toda la carne en el asador en verano para añadir un galático más a su colección: el francés Kylian Mbappé.

El problema es que si espera hasta entonces, el Real Madrid corre el riesgo de descomponerse. La alternativa es invertir en enero para reforzar una plantilla que está demostrando una alarmante falta de potencial. Es la misma base de las últimas siete temporadas que Zidane no ha sabido o no ha querido rejuvenecer. La trayectoria del equipo en los dos últimos años ofrecía síntomas preocupantes, pero el francés siguió con su libreto sin atender a razones.

vía libre

Zidane dio vía libre a los traspasos de Achraf y Reguilón, dos laterales de primer nivel, y se quedó con Odriozola y Marcelo, dos caprichos suyos. También retuvo a jugadores que ya están amortizados futbolísticamente como Lucas Vázquez, Nacho, Isco o Mariano Díaz, y prescindió de jugadores con hambre como Ceballos, James Rodríguez, Kubo o Mayoral. El resultado es que la continuidad de jugadores que dejaron de responder hace ya un par de temporadas empieza a hacer estragos en un proyecto caduco.

Toda la responsabilidad sigue recayendo sobre las espaldas de las vacas sagradas, que notan la saturación de partidos y responsabilidades, y ya no tiene ni las piernas ni la mente frescas.

El resultado es que el Real Madrid tiene la peor plantilla de los 17 años de Florentino Pérez como presidente. Un riesgo demasiado elevado para una temporada con demasiadas incógnitas por culpa de la pandemia.