Hermel: "Zidane tiene fobia a la palabra misterio; no le gusta esa visión de él"

Hermel es uno de los periodistas que mejor conoce a Zidane

Hermel es uno de los periodistas que mejor conoce a Zidane / EFE

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Frédéric Hermel (1970, Arrás) es tan de su madre como de su padre, aunque lo perdiera cuando solo tenía 13 años por culpa de un aneurisma. Una herida que sigue abierta porque nadie está preparado para algo así. Militante de su país y ávido lector, tiene fama de ánimo volátil. En la charla es intenso y su puesta en escena denota insistencia en no pasar nunca inadvertido.  

Conocido por su labor en medios como ‘L’ Équipe’, o su etapa en ‘El Chiringuito’, ha publicado el libro ‘Zidane’ (Espasa). Una mirada cercana a la intimidad de un personaje a menudo indescifrable.

¿Por qué un francés tan apegado a Francia como tú decide irse a vivir a España?

En casa siempre había algo con España. Mi madre había estudiado español en el instituto  y me cantaba canciones. Siempre hubo una cierta admiración. Así que me planté en España  para completar una tesis doctoral sobre la visión de Francia en la prensa española.  Pero aquello solo fue una excusa para venirme [sonríe]. Irme a España era la ocasión de salir de mi pueblo.

¿Salir del pueblo era una necesidad personal o una ambición profesional? 

Soy de un pueblo del norte de Francia, que se llama Arrás. De una familia humilde. La historia de mi familia es la historia de la Francia del siglo XX. Los abuelos, pobres campesinos. Los padres pequeños empleados. Y mi hermana y yo, gracias a la escuela, buenos estudios, buenos trabajos. 

El sueño americano pero a la francesa...

El sueño americano no existe. El sueño francés, sí. Por un millonario que sale de la mierda en Estados Unidos hay tres millones de franceses que han podido crecer. A los seis meses de morir mi padre, que era banquero, cierra la empresa de mi madre, que era secretaria. Y las pasamos canutas. Pero teníamos el huerto de mis abuelos y la escuela pública francesa es muy buena. Así que pude estudiar y salir del pueblo. 

¿Tenías un plan?

Cuando llego a España ya llevaba trabajando de periodista dos años. Con 19  años en una radio local del norte de Francia. Y luego en un periódico regional. Tenía el dinero. Para mí el periodismo antes era más una forma de vivir,  como el que limpia los cristales de un coche, que una pasión. 

¿No era vocacional?

Tampoco me gustaba tanto el periodismo, me gustaba la radio. Pero llego a España como corresponsal del diario France Soir. Una de mis primeras informaciones fue una marea negra en Galicia del año 92. Y luego cubrí una decena de atentados de ETA. A mí siempre me ha gustado el fútbol pero soy periodista de información general. En el 93 vuelvo a Francia porque no había hecho la mili. Y tenía que acabar unos estudios, que al final no acabé. Y en el 96 vuelvo a España a buscarme la vida.

"La gente se cree que soy anticulé y no es verdad, pero uno siempre quiere que le vayan bien las cosas a sus amigos"

¿La España que te encuentras es la que te habías imaginado?

Sí. Es que era maravilloso. Yo venía de  un pueblo de 600 habitantes y me crié con vacas, cerdos y gallinas ¡En mi familia no  se cogía un avión! El único viaje que hizo mi abuela fue a Lourdes [sonríe]. Pero mi primer viaje a España fue a Barcelona en el  87. Con mi profesora de español. Dormíamos en Sabadell con familias.  Me tocó una casa, donde el señor, que se dedicaba a los jueguetes, era directivo del Sabadell. Por eso le tengo tanto cariño al club. 

Es Zidane el que te conecta al periodismo deportivo…

Me cambia la vida. Porque a lo mejor, si sigo en España, es porque aún está Zidane. En el 2001 cuando ficha por el Madrid me llaman de L’ Équipe para proponerme ser corresponsal.

¿Cómo uno consigue acercarse a una figura tan distante como Zidane?

Bueno, ser corresponsal del diario más vendido de Francia ayuda [sonríe]. Me presenté en la ciudad deportiva y le dije:  ‘Soy el corresponsal de L’ Équipe y France Football, creo que nos vamos a ver mucho’. Y él respondió: ‘Creo que sí’. Pero luego el contacto se establece con tiempo, porque nos conocemos desde hace 18 años. 

¿Sois amigos? 

No. Y eso es lo bueno. Hay mucho cariño, pero siempre hemos guardado una distancia. Ya se lo decía antes de hacer el libro: soy la persona perfecta para hacerlo. Soy el periodista más cercano a ti  pero con la distancia suficiente para escribir un buen libro. Han sido casi 20 años de ‘off the record’ antes  de escribir estas cosas.

Tú eres una persona mucho más expansiva que él ¿por qué crees que conectáis? 

Porque tenemos los mismos valores. Nuestra historia se parece. Él viene de una familia mucho más pobre pero compartimos un crecimiento social. 

¿Zidane es tan patriota como tú?

No lo expresa tanto pero, cuando uno llama a los franceses dos veces a votar contra Le Pen y la extrema derecha,eso es ser patriota. Recuerdo la frase que dijo: los franceses tiene que saber el peligro que representa votar a alguien que no tiene los valores de Francia. En el libro cuento una anécdota de esto.

Cuéntala...

Es el mismo día que se juega un clásico que acaba ganando el Barça con un gol de Messi que enseña la camiseta al Bernabéu. Es 2017. Zidane está concentrado en Valdebebas. Pero a las ocho de la mañana está haciendo cola en el consulado francés, con su gorra, escondido, para ir a votar. Fue como: yo voto para el presidente de mi país. 

Sergi Pàmies dice que interpretar a Zidane es una temeridad...

Total. Pero para mí menos porque lo conozco desde hace muchos años. Pero hay cosas que no vi venir como cuando dejó el banquillo del Madrid. Es una visión que a él no le gusta. Cada uno tiene su fobia, la suya era la palabra misterio. Hay palabras que no le gustan. La vez que se enfadó más conmigo fue por un artículo que publicó ‘L’Équipe’, que no firmé yo, que hablaba del misterio de Zidane [risas]. 

¿Qué es lo que más define su personalidad?

Lo que más le define es su rectitud. Es un tío que basa todo sobre la confianza. Si abusas de su confianza te pone la cruz y se acabó. Mi mayor miedo es que un día cometa un error y se acabó. No perdona. Si le decepcionas se acabó la confianza y hacer este libro era un riesgo. Porque es muy íntimo. Con cosas como cuando me dijo que, cuando conoció a su mujer, se habría tirado desde un edificio por ella. 

Otro rasgo de su carácter es el contraste entre su serenidad y cortocircuitos como el cabezazo a Materazzi...

Zidane tenía esta violencia cuando era jugador, pero como entrenador no la tiene. 

¿Pero eso uno lo puede cambiar? ¿No es algo natural en él?

Lo que pasa es que a Zidane cuando era jugador le metían mucha caña. Él aguantaba y de repente saltaba. Por eso Makelele decía: déjamelo a mi [risas]. Amigos suyos como Bettoni o Dugarry me contaron que se le cruzan los cables cuando ve una injusticia o tocas a su familia. Con 17 años, en un campo de Marsella, había un jugador veterano que sabía que estba el padre de Zidane, lo insultó,  Zizou le metió una hostia y le sacaron la roja. 

Si el Hermel de ahora pudiese hablar con el Hermel que empezaba en ‘Punto Pelota’ que le diría…

[Se lo piensa]. La gente se cree que soy anticulé, pero no es así. El otro día me alegré cuando marcó Griezmann. Lo que pasa es que estoy enamorado del Madrid. Soy amigo de Florentino. Conozco a gente que trabaja ahí. Es normal que quieras que las cosas les vayan bien. No me arrepiento de nada. Ni de lo del fin de ciclo [sonríe]. No, porque siempre fui yo, ¿sabes?