De Gea pasa del Real Madrid

De Gea sigue lejos del Bernabéu

De Gea sigue lejos del Bernabéu / efe

David de Gea, portero del Manchester United, dice ser feliz en el equipo inglés y ni se plantea abandonarlo para fichar por el Real Madrid. El internacional español se ha convertido en una obsesión para <strong>Florentino Pérez</strong>, que lleva cuatro años frustrado intentando verlo defender la portería de su equipo. La oposición del club inglés a traspasarlo, mucho menos al Real Madrid, y las pocas ganas que muestra el jugador por cambiar de aires, le alejan del equipo blanco, que debería hacer un desembolso bestial por un jugador que no tiene la intención de abandonar Old Trafford.

“El tiempo pasa volando, pasa muy rápido. He estado aquí siete años y estoy feliz”, asegura el exportero rojiblanco, 27 años, que está acoplado plenamente a su vida en Inglaterra: “Llegué aquí como un niño y ahora soy un hombre dentro y fuera del terreno de juego”. Acaba contrato en 2019 y el club ya prepara una ampliación que aseguraría su continuidad otros dos o tres años que le alejaría definitivamente de volver a LaLiga.

SU PRECIO HA SUBIDO DE 30 A 130 MILLONES DESDE 2015

 “Aquí me siento un jugador importante en el vestuario. Soy uno de los más viejos en el equipo”, recalca para dejar claro que no tiene intención de cambiar su estatus, en el que se mueve como pez en el agua. Respetado y aclamado por la afición, corresponde a ese cariño alejando cualquier fantasma entorno a su futuro: “¿El Real Madrid? No creo que sea bueno discutir el futuro o lo que pueda pasar”.

El precio de De Gea ha ido subiendo desde el frustrado traspaso en 2015 por culpa del retraso en el envío de la documentación a través de un fax que llegó pocos minutos después de cerrarse el mercado de fichajes. De los 30 millones acordados para cerrar la operación, pasó a los 50 en 2016, 75 en 2017 y ahora el United pide 130. Cifras que se escapan a los cálculos de Florentino Pérez, cuya única esperanza es que se niegue a renovar y llegue en 2019, con 29 años, con la carta de libertad en la mano.