A Florentino Pérez se le para el reloj

Florentino Pérez está viviendo la etapa más convulsa desde que llegó a la presidencia del Real Madrid. Por encima incluso de cuando dimitió en 2006 y es que la situación económica provocada por la pandemia ha hecho saltar por los aires todos sus planes y el reloj se le ha parado. Será otra temporada a la baja ante la impotencia del dirigente de reforzar un equipo que tocó el cielo hace tres años.

Florentino anda inmerso en mil batallas para obtener ingresos que le permitan reforzar el equipo con jugadores contrastados y no con promesas que no acaban de romper. Será la segunda temporada en la que no pueda fichar por falta de recursos. Las inversiones que hizo en las campañas18-19 y 19-20, no han dado resultados. Once jugadores con unos gastos superiores a los 400 millones que intenta recuperar. Ha vendido más de 20 jugadores, castillistas incluidos, para ingresar unos 250 millones.

UN EQUIPO ESTANCADO

Alaba, que ha llegado gratis, es el único fichaje del Real Madrid en las dos últimas temporadas. La pandemia llegó en el peor momento, en el de la renovación de una plantilla en la que los refuerzos no responden. Vinicius, Hazard, Mendy, Rodrygo, Odriozola, Jovic y Mariano no marcan diferencias. El equipo sigue dependiendo de los retales del ‘trichampion’ de Europa. Keylor, Cristiano, Ramos, Varane, Kovacic, Theo Hernández, Llorente, Achraf, Mayoral nueve campeones de la ‘decimotercera’ ya no están.

Casemiro, Modric, Kroos y Benzema tiran de un carro en el que Carvajal y Bale son como el Guadiana por las constantes las lesiones y a los que se ha sumado Hazard. Con Isco, Marcelo y Asensio cuestionados por su bajo rendimiento. Y Nacho, Lucas Vázquez y Valverde como recursos de oro imprescindibles. La afición blanca afronta otra temporada descorazonada. Ve estancado a un equipo que ni Zidane fue capaz de reactivar. Ancelotti tiene ante sí una tarea complicada con menos de lo que tuvo el francés tras las salidas de Ramos y Varane. Unos seguidores abocados a vivir otro año como el anterior en el que el sufrimiento en cada partido fue la tónica habitual.