El ego de las estrellas rompió al Madrid de Ancelotti

Carlo Ancelotti ha sido el foco de las críticas tras la eliminación del Real Madrid de la Champions League. Para buena parte de la prensa de la capital y un sector de los aficionados, el técnico italiano es el principal culpable del bajón de rendimiento del equipo respecto a la pasada temporada. Y es que, pese a haber conquistado la Champions y LaLiga el curso anterior, superando incluso numerosas bajas de peso, el entrenador no ha sabido encontrar esta vez la fórmula adecuada para encajar todos los egos de sus estrellas.

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Uno de los principales lastres de este equipo es la incapacidad de controlar los encuentros y sobre todo, su fragilidad defensiva. Los merengues han encajado ya más goles este año (32), que en toda LaLiga pasada (26). Ese fue un apartado clave para que los de Ancelotti ganasen títulos sin Courtois, Alaba y Militao, que se perdieron casi todo el curso por lesión.

La clave fue un sistema 4-4-2 que Ancelotti utilizó de forma casi invariable. Vinicius y Rodrygo tenían libertad total en punta, mientras Jude Bellingham, liberado como mediapunta, aparecía constantemente en el área para convertirse en un tercer delantero. Era una fórmula sencilla pero tremendamente eficaz, que garantizaba solidez atrás sin renunciar a la pegada arriba. Sin embargo, la llegada de Mbappé lo cambió todo. Integrar a las cuatro grandes figuras —Mbappé, Vinicius, Rodrygo y Bellingham— en un mismo once se convirtió en una obsesión, empujada también por las expectativas de la afición, la presión mediática y las propias declaraciones de los futbolistas, como Rodrygo, que reclamaba un sitio fijo entre los titulares.

"Solo los tontos se olvidan de la R"

En el mes de setiembre, cuando todos hablaban de la temible delantera BMV, Rodrygo se reivindicó en el campo y fuera pidiendo a gritos más protagonismo. Algo que llegó a provocar que Bellingham subiera un comentario al Instagram del brasileño diciendo: "Solo los tontos se olvidan de la R", en clara referencia a la menor participación de su compañero. Finalmente, Ancelotti terminó optando por utilizar a los cuatro a la vez y el bajón de rendimiento fue evidente.

El pasado domingo, en la victoria ante el Athletic Club, sin Mbappé, lesionado, Ancelotti recuperó su esquema más fiable. Después del encuentro, el italiano fue claro:"Mi sistema preferido es 4-4-2 porque creo que defendemos mejor, le tengo mucho cariño porque a nivel defensivo es el mejor sistema. Jugar así no significa que tenga que jugar con cuatro medios, a veces los dos delanteros han sido Mbappé y Vini y Jude a la izquierda pero era un 4-4-2. Puedes jugar así con seis medios, tenemos extremos que pueden jugar en medio".

No caben todos

La realidad es que, aunque Ancelotti defienda la flexibilidad del esquema, las diferencias son palpables. La temporada pasada, el centro del campo de cuatro estaba compuesto por Tchouameni, Kroos, Valverde y Bellingham, formando un rombo que permitía al equipo tener superioridad en el medio, controlar el ritmo del juego y protegerse mejor en defensa. En cambio, este curso ha apostado por un 4-4-2 para encajar a todos. El cambio es evidente: ni Rodrygo, ni Bellingham son centrocampistas y eso ha provocado que se dejen enormes espacios interiores y se pierda todo el control.

La necesidad de hacer sitio a todos los nombres importantes ha debilitado al equipo. El Madrid ha perdido esa capacidad de dominar los partidos y ha quedado mucho más expuesto defensivamente, justo lo que le permitía ser tan competitivo la pasada temporada. La gestión de los egos y de las nuevas piezas ha acabado por condenar al equipo, y Ancelotti, que siempre había sido un maestro en ese terreno, esta vez no ha sabido encontrar el equilibrio.