Isco despierta al Madrid de la siesta

Dídac Peyret

Dídac Peyret

El día más inesperado, contra el rival más insospechado, a punto estuvo el Madrid de tropezar frente a un grandísimo Sporting que se hizo fuerte en el Molinón, pero terminó muriendo en la orilla. 

El conjunto blanco comenzó el encuentro sin tensión y terminó al borde de un ataque de nervios para resolver a su manera, con un tanto en el último minuto con un estratosférico Isco.

El Madrid tiene en el banquillo un arma poderosísima, hay futbolistas como Isco, James o Asensio que serían primeras espadas en equipos de primera línea. En el conjunto blanco juegan un papel secundario; suficiente para resolver encuentros como el del Molinón. 

Un duelo que el conjunto blanco lideró desde la posesión, primero, y luego con su habitual ritmo frenético ante un Sporting que se rebeló a su suerte. Con empuje y fútbol. Insuficiente, porque el conjunto blanco mantiene su particular mística en los últimos minutos. Un misterio inexplicable que gana vigencia en cada encuentro. 

Lo logró el Madrid con un inspiradísimo Isco, protagonista con ese estilo tan suyo que parece fraguado en campitos de fútbol sala. Suyo fue el 1-1, un gol en el que superó a dos rivalesa base de croquetas y recortes, antes de marcarle a Cuéllar con un disparo que impulsó el balón a la escuadra.

Enfrente el Madrid se encontró con un Sporting replegado, con cinco defensas, y más ímpetu ofensivo del que anunciaba la alineación. El conjunto asturiano se avanzó en el marcador con un golazo. Un tanto formidable que arrancó con un pase de cuchara de Vesga a lo Laudrup que culminó Cop para sorprender a Casilla.

El tanto no cambió el escenario de una primera mitad jugada a un ritmo menor, en un césped pesado, propio de un horario que invita a la siesta. El 70% de posesión de los blancos no se tradujo en grandes ocasiones, pero a pesar del resultado el Madrid no pareció agobiado.  

Cambio de ritmo en la segunda parte

El conjunto de Zidane comenzó la segunda mitad con ganas de resolver por la vía rápida. La tuvo Nacho con un cabezazo en un córner, pero se encontró con un Cuéllar espléndido. La intervención del meta dio alas al Sporting, que nunca se fue del partido, a pesar de no tener el balón.

Un minuto después llegó el momento del Sporting. Esta  vez con una jugada ensayada que empezó con un bloqueo a Nacho, continuó con una prolongación de de Babin y terminó con un cabezazo de Vesga que superó por arriba a Casilla.

El gol metió al Molinón en el partido. Rubi alzó los brazos y miró la hora, consciente de que quedaba mucho partido. Ante la falta de profundidad del Madrid, el Sporting exhibía acierto en cada llegada. Orden al contragolpe y jugadas ensayadas a balón parado. 

En el banquillo Zidane se desgañitaba, más nervioso que de costumbre con lo que veía en el campo. Y el encuentro fue avanzando hacia un intercambio de golpes. Un territorio que domina mejor el Madrid y así llegó el tanto del empate de Morata. Un centro medido de Danilo y remate quirúrgico del ariete.

El tanto fue descosiendo al Sporting, incapaz de frenar los arrebatos del Madrid, a pesar de ordenarse con cinco defensas. Sobre todo en los balones aéreos, un fastidio para el Sporting, incapaz de encontrar antídoto, a pesar de acumular muchos jugadores.

A pesar del cansancio, el conjunto asturiano no renunció al triunfo. La tuvo Isma López con una conducción espectacular que terminó con un disparo desviado, cerca del palo de Casilla.

Zidane tomó cartas en el asunto con la entrada de Marcelo, pero el gran protagonista siguió siendo Isco. Esta vez con una jugada deslumbrante, un eslalon que empezó en el mediocampo con un tacón orientado. Y siguió con todo tipo de amagos hasta plantarse en el área. Le sobró, seguramente, el último recorte.

Fue un aviso de lo que ocurriría en el último minuto, otro golazo. Esta vez desde fuera del área para salvar al Madrid de la siesta. Un final particularmente cruel para el Sporting, un día más en la oficina para un Madrid, que sigue mandando en la Liga.