Casemiro, quemado

Casemiro, o Casimiro, va con la lengua fuera. El brasileño no es de hierro y empieza a pagar el exceso de partidos y minutos. Es el único medio centro que tiene Zidane, un jugador imprescindible que hace de pegamento entre la defensa y la medular, el que tapa las vías de agua por las bandas o por el centro de la zaga, y el que cubre las espaldas a Modric y Kroos. Interpreta su papel mejor que nadie, pero su físico empieza a decir basta. 

Ante el Celta se le vio cansado, lento, sin reflejos y técnicamente errático. El exceso de partidos y de minutos le empiezan a pasar factura pese a que es inteligente y sabe ahorrar esfuerzos. 

Su dinámica es estar activo, siempre va al trote, pero el exceso de kilómetros le resta velocidad y rebaja la precisión de su juego en un puesto en el que perder el balón es poner a su equipo en peligro.  

Líder en tarjetas amarillas

Casemiro fue el jugador que más minutos jugó (4.495) y el que más partidos disputó (51, incluidos 5 con Brasil) la temporada pasada. 

Fue el soporte del equipo, el hombre que sale al rescate de sus compañeros cuando pierden su posición, una tarea que esta temporada no está realizando al nivel del año pasado. Ha bajado en resistencia, pese a ser el sexto jugador del equipo que más minutos lleva (1.697).  

Las lesiones le están respetando, pero desde que pasó el Coronavirus han bajado sus prestaciones. Casemiro se ha perdido solo cuatro de los 23 partidos: dos por el Covid, uno por sanción y otro fue suplente. 

Su falta de frescura le lleva a atajos para frenar a los rivales. Suma 9 tarjetas amarillas en 16 partidos de titular, el líder del equipo en esta faceta. Zidane tiene un problema, porque cuando no juega tiene que poner de doble pivote a Kroos y Modric. Ambos también lo juegan todo, por lo que tiene que hacer equilibrios con Valverde y Odegaard.